
Cuando la tercera ola está incrementando de forma preocupante las cifras de contagios a lo largo de todo el país, las medidas sanitarias de prevención frente a la COVID siguen avanzando en los colegios y dando respuesta a algunas dudas significativamente importantes.
Es el caso del uso combinado de ventilación natural y purificación del aire en espacios cerrados como las aulas, en las que científicamente queda demostrada la conveniencia de instalar los dispositivos de purificación con filtro HEPA en altura frente a los que se encuentran a ras de suelo.
En este sentido los especialistas en renovación del aire, ergonomía y bienestar de Fellowes han elaborado una lista de las razones del porqué es más eficiente utilizar en los colegios dispositivos en altura que en el suelo:
La primera de ellas es porque el comportamiento físico de los aerosoles, que son partículas con carga vírica, es quedarse suspendidos en el aire a mediana y elevada altura en lugares como aulas, salas de profesores, comedores, etc. Además, los sistemas de calefacción desde las zonas inferiores favorecen aún más este hecho en invierno puesto que el aire caliente, por el efecto de la convección térmica, tiende desplazarse a zonas superiores arrastrando a los aerosoles que se encuentren a una menor altura.
Por ello la circulación de recogida de aire para su higienización a ras de suelo limita en gran medida su efectividad, algo que no ocurre con una instalación en altura.
En segundo lugar, por una cuestión de barreras físicas. En el suelo se acumula el mobiliario y otras barreras que pueden ser arquitectónicas o simplemente obstáculos como las mochilas en el interior de las escuelas. Esto aleja la posibilidad de una circulación del aire efectiva cuando hablamos de soluciones colocadas en el suelo frente a la instalación sobre pared. A este respecto estudios realizados con dinámica computacional de fluidos demuestran que la producción de litros de aire es menos eficaz cuando éste rebota en barreras físicas como sillas, pupitres, personas, etc. Las cifras de estos estudios trasladan una pérdida de eficacia de entre el 50 y 75% frente a un dispositivo colocado en la pared.
La tercera de las razones es que al estar en una situación de pandemia, y aquí viene probablemente lo más importante, si colocamos en el suelo la solución para regenerar el aire arrastrará las partículas contaminantes hacia dicho dispositivo haciendo peligrar la integridad higiénica de pupitres, sillas, mesas o mochilas haciendo ineficiente la limpieza e higienización de superficies que se hacen con medios de limpieza analógicos. Esto no ocurre cuando las partículas son arrastradas hacia el dispositivo en una ubicación aérea.
Además, los niños que estén próximos a este equipo colocado en el suelo estarán más expuestos al riesgo de contagio.
Finalmente, como cuarta y última, el uso en pared implica un menor gasto en recambios de filtros HEPA para los colegios puesto que no recoge la suciedad a ras de suelo que, como sabemos, es cuantiosa. No sólo se ahorra de forma eficiente sino que, además, se evitan obstrucciones innecesarias.