
Hace poco más de 30 años la lista de profesiones a las que aspiraban los niños de entonces era fácil de adivinar: médico, abogado, maestro, ingeniero, científico, periodista… No se podían imaginar aquellos escolares que la era digital iba a llevar aparejada una profunda transformación del mercado laboral y la aparición de nuevas profesiones con enorme proyección.
Ya no son las carreras del futuro, sino del presente, las que eligen los hijos de aquella generación, y que marcarán tendencia en los próximos años; expertos en Big Data y Data Science; especialistas en Inteligencia Artificial; expertos en Ciberseguridad. Profesionales con habilidades tecnológicas y digitales como Ingenieros de Software y Diseñadores Digitales; desarrolladores de experiencias inmersivas con Realidad Aumentada y Mixta, además de otras profesiones del ámbito de la Ingeniería Biomédica.
Un conjunto de disciplinas que en las próximas décadas tendrá, sin duda alguna, una alta demanda de profesionales, con los expertos en Big Data encabezando la lista. Se estima que el crecimiento de Científicos de Datos y Desarrolladores Big Data supere el 45%, y el de los Especialistas en Inteligencia Artificial, un 76% al año, según el "Informe de Empleos Emergentes 2020" de Linkedin.
La revolución digital obliga a que las empresas cuenten con perfiles con alta cualificación y excelente formación técnica, algo que marcará la diferencia y será un factor decisivo de competitividad para las empresas. Esta transformación no puede ser posible si las universidades y centros de formación profesional no hacen, igualmente, su propia transición y desarrollan los estudios necesarios para que los jóvenes puedan formarse y alcanzar una cualificación acorde con la demanda del mercado.
Los centros deben revisar su oferta educativa, diseñar una formación especializada en las nuevas profesiones que la industria necesita y trasladar a los jóvenes las habilidades tecnológicas y digitales necesarias para satisfacer la demanda del mercado. Asimismo, los centros educativos de formación superior y universidades no deben perder de vista el resto de habilidades que tienen que dar a estos jóvenes, igualmente necesarias en su desempeño laboral y muy valoradas por las empresas, como son la inteligencia emocional, la capacidad de adaptación, el trabajo en equipos multidisciplinares, el liderazgo o el pensamiento crítico.
Se hace, por tanto, imprescindible que universidades y empresas vayan de la mano en la formación y la proyección laboral de nuestros jóvenes para armonizar la demanda y la oferta de un mercado que tiene que afrontar las nuevas perspectivas de futuro. Ante los retos que plantea el devenir de nuestra economía es fundamental adecuar el nivel de conocimientos y habilidades adquiridos al nivel de los requeridos en el empleo, evitar la sobre formación innecesaria de los jóvenes y adaptar los planes de estudios y las formas de enseñanza en centros competentes, especializados y modernos.
Elaborado por Javier Algarra, Director Académico del área de Ciencias e Ingeniería de U-TAD