Ecoaula

Una escuela sin virus no es una utopía

  • Existen centros en los que las aulas sin virus son una realidad
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La 'vuelta al cole' este 2020 ha sido la más atípica que recordamos. Mientras que otros años las familias vivían con ilusión ese momento, este año ha sido todo lo contrario: preocupación, temor e inquietud ante el regreso a las aulas. ¿El motivo? Tiene un nombre que todos conocemos, COVID-19.

La pandemia que lleva varios meses entre nosotros está de nuevo al alza y no tiene visos de remitir a corto plazo. De ahí la preocupación de la sociedad por lo que pueda ocurrir en los centros educativos, a pesar de que por el momento no están siendo focos de contagio, al contrario de lo que muchos se temían.

Porque desde hace décadas, incluso antes de que llegara la pandemia, se creía que en los colegios los virus campan a sus anchas y que esto es incluso positivo para los niños, porque así se inmunizan. Pero ahora que ha llegado la pandemia, este mantra que se ha tomado por verdad absoluta ya se ve de otra forma. Si bien nada de esto tiene por qué suceder, pues un colegio libre de virus es posible. Y de hecho, es real.

Existen centros en los que las aulas sin virus son una realidad desde el primer día en que abrieron hace ya años, pues lo hicieron bajo la premisa básica de que serían lugares saludables para los pequeños. ¿Cómo? Trasladando al aula el mismo ambiente que se respira nada menos en un quirófano.

De este modo, se crean las condiciones idóneas para que se fomente al aprendizaje y desarrollo autónomo de los niños, ya que se educan en un ambiente sano, sin toses, mocos ni contagios. Para ello solo se necesita instalar en el aula filtros de aire HEPA, los cuales pueden eliminar partículas perjudiciales del aire, desde polvo, moho o alérgenos, y, por supuesto, virus.

Y así se cumple uno de los parámetros básicos para llevar a cabo una crianza consciente, método que implica acompañar sin interrumpir, dejando que los niños se desarrollen de forma autónoma y libre en las edades más pequeñas. De este modo, se garantiza que desarrollan todo su potencial y aprenden por ellos mismos, sin presión ni objetivos más que disfrutar del proceso.

Para ello, además de garantizar ese ambiente sano sin virus, hay que dejar que los niños aprendan jugando y explorando. Algo que debe completarse con una buena alimentación, basada en alimentos ecológicos cocinados de forma natural y saludable, y un correcto descanso en un clima tranquilo, sin ruido, de confort.

De este modo, se genera el ecosistema perfecto para educar al niño en la tranquilidad, pues se ha demostrado que una persona tranquila es más activa que una que crece en un ambiente de nerviosismo y presión. Y sin riesgos para su salud, dejando a los virus en la puerta y apostando por un perfecto equilibrio.

Criar de forma consciente también es esto; apostar por mantener unas condiciones idóneas para que los niños crezcan de forma autónoma, que es como mejor van a sacar lo mejor de sí mismos, y dejar de lado principios obsoletos y totalmente falaces. Porque las escuelas sin virus existen, y no es necesario esperar a que llegue una pandemia para comprobarlo.

Elaborado por Joaquín Ortega, Director y fundador de las escuelas infantiles El Sitio de tu Recreo

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