El curso universitario ha empezado rodeado de incertidumbre y preocupación. Sin un protocolo global ni plan B, las universidades españolas se enfrentan al que probablemente sea el año académico más duro de todos. A estas dificultades se le suma el reparto del Fondo Covid y las reuniones, más bien escasas, entre el Ministerio de Universidades y las comunidades autónomas. Manuel Castells afirmó que el 20% del fondo destinado a educación de 2.000 millones está íntegramente destinado a la educación superior, lo que equivale a un total de 400 millones. Sin embargo, las universidades siguen sin recibir ninguna dotación.
Las quejas de los rectores no han tardado en llegar exigiendo una cantidad mayor al ser insuficiente para cubrir todos los gastos a los que van a tener que hacerle frente este curso. Ante este escenario, el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), José Carlos Gómez Villamandos, pidió que el fondo se distribuyera de manera proporcional al número de alumnos de cada universidad. En el caso de que no se así, ciertas instituciones de educación superior se verán obligadas a sacrificar otros programas, como el de becas o de investigación. Esta circunstancia perjudicaría directamente al verdadero protagonista de la educación:los estudiantes.
No resulta extraño que, con el curso ya iniciado, las universidades todavía no hayan recibido ni un euro de ese fondo, cuando ya han tenido que desembolsar grandes cantidades de dinero en limpieza, tecnología u obras. Muchas de ellas están pasando por momentos realmente críticos en su economía. A pesar de contar con varias semanas de preparación entre el final y el principio de curso, las recomendaciones sanitarias se aprobaron el 31 de agosto, dejando a las universidades prácticamente solas en la preparación de un curso de lo más anómalo.
Gasto antes del 2021
Con el curso ya iniciado en prácticamente la totalidad de las instituciones, todavía no saben cuánto dinero van a recibir. La presión sube cuando fuentes de Universidades explican que el fondo se tiene que gastar en el año 2020 y se van a agilizar los trámites burocráticos que ralentizan el proceso. La capital española ha asignado 58 millones a la educación superior y de ellos 49 irán a universidades. Se invertirán en becas a estudiantes, en mejoras tecnológicas y en formación digital principalemnte. En Aragón se van a reservcar hasta 10,7 millones para educación superior, y de ellos 8,1 millones llegarán a la Universidad de Zaragoza que ha digitalizado 200 aulas e invertido más de 240.000 euros en material audiovisual.
CRUE pide que se reparta de manera proporcional al número de alumnos
Lo único que está claro hasta el momento es que cada institución de educación superior opera según la circunstancia en la que se encuentre. No obstante, Manuel Castells fijó varios puntos concretos que deberán intentar cumplir todas las instituciones, entre los que se encuentra el uso obligatorio de la mascarilla, el mantenimiento de la distancia durante la propia docencia, la mejora de los protocolos de desinfección de las aulas y su ventilación varias veces a lo largo de la jornada. En cuanto a la realización de las prácticas, los centros deberán establecer su propio plan de actuación con aplazamientos para poder hacerlas con el número de estudiantes adecuado para poder respetar las medidas establecidas por las autoridades sanitarias.
Concretamente la Comunidad de Madrid tiene pensado realizar pruebas de seroprevalencia a una muestra de 30.000 personas, entre estudiantes, profesores y personal de administración y servicios, tanto en universidades públicas como en las privadas.
El mayor temor que persigue a las universidades es qué pasará si alguien da positivo. En este caso, cada protocolo realizado por las instituciones marcará unos pasos a seguir, pero en su mayoría, se deberá aislar a la persona afectada y todas aquellas que hayan tenido contacto estrecho hasta la realización de pruebas PCR. Si el caso se confirma, no debe acudir al centro y debe permanecer en aislamiento domiciliario. Este estudiante no podrá reincorporarse a la actividad académica normal hasta que sea indicado por las autoridades sanitarias.
Con el objetivo de controlar al máximo la situación en las universidades, fueron éstas las que han establecido una persona de enlace como responsable de la gestión con todo lo relacionado con la Covid-19.
La mayor parte de las universidades han apostado por un modelo híbrido
Intento de presencialidad
A pesar del caos que se está viviendo en estos momentos en todo el país con el aumento sucesivo de casos positivos, para el ministro de Universidades el principio básico en las facultades en este nuevo curso será el de la presencialidad "siempre y cuando se puedan respetar las reglas sanitarias". En la reunión de la Comisión Delegada de la Conferencia Sectorial de Política Universitaria, los ministerios de Sanidad y Universidades acordaron algunas medidas que deben tomar las instituciones con el inicio del curso. No obstante, la mayor parte de las universidades han apostado por un modelo de docencia híbrido, donde los contenidos teóricos se explicarán online y los prácticos en las clases presenciales, que se desarrollarán en grupos reducidos.
Algunas instituciones dividieron los grupos y establecieron los horarios de tal forma que fuera posible una semana de enseñanza presencial y dos online. Sin embargo, otras universidades como es el caso de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), además de dividir los grupos en un máximo de 30 personas, y establecer que cada uno vaya a una clase presencial y el resto asista a ellas presencialmente, turnándose de tal forma que no haya nunca más de 30 personas en la clase físicamente.
Sin duda, estamos ante un año de continuos cambios en los que todos los planes educativos dependerán de la evolución de la pandemia.