
Con motivo del Día Mundial de los Docentes, que se celebrará el próximo lunes, la ONG Educo pide a los gobiernos que den más apoyo al profesorado, para poder hacer frente a los nuevos retos que supone la COVID-19. Tal y como explica el responsable de Educación a nivel global de la organización, Mikel Egibar, "maestros y profesores no pueden cargar solos con toda la responsabilidad. Garantizar el derecho a la educación es el deber de los gobiernos. Por eso, tienen que apoyar al profesorado, formarlo y darle los recursos necesarios para que puedan realizar su labor. De lo contrario, está en riesgo el derecho a la educación de muchísimas niñas y niños, especialmente de aquellos que están en situación de mayor vulnerabilidad".
Educo recuerda que, a causa del coronavirus, durante los últimos meses los docentes han tenido que adaptar su labor prácticamente de un día para otro y ahora están gestionando esta nueva realidad con muchas dificultades, pero también con mucho compromiso personal. "Dan las clases online y comparten las tareas a través de las redes sociales o aplicaciones como Whatsapp. Hasta se acercan a las casas de aquellos que no tienen la posibilidad de conectarse para darles los materiales necesarios. Están haciendo todo lo posible para que los niños y niñas puedan seguir aprendiendo, aunque eso suponga trabajar fuera de su horario y utilizar sus propios recursos económicos", explica Egibar.
Se calcula que en el peor momento de la pandemia mundial, el cierre de las escuelas afectó a 63 millones de docentes de primaria y secundaria y a 1.500 millones de estudiantes de todos los niveles, según datos de la UNESCO. Tanto en los meses anteriores como ahora, han seguido con su labor educativa, pero además han tenido que gestionar los efectos de la pandemia mundial en los niños y niñas. Según el responsable de Educación de la ONG, "no hablamos solo de asegurarse de que se sigan las medidas sanitarias en el aula si la escuela está abierta. Profesores y maestros también están apoyando a los niños y niñas emocionalmente. No olvidemos que sus alumnos y alumnas han vivido meses de confinamiento o restricciones de movilidad y miran con inquietud la crisis económica derivada de la pandemia, que muchas veces afecta a sus propias familias".
Educo también pide un reconocimiento al papel de los docentes durante la pandemia, ya que además de enfrentarse a las mismas dificultades que el resto de la sociedad, han seguido trabajando para garantizar el derecho a la educación de los niños y niñas, especialmente los más vulnerables.
Mantener la calidad educativa y apoyar emocionalmente a los alumnos, retos de este nuevo curso
Desde el pasado mes de julio, en el centro educativo Vilafranca Manyanet de Cataluña han estado trabajando intensamente para poder adaptarse a la nueva realidad que supone tener que impartir clase en plena pandemia mundial. "Han sido muchas horas de trabajo, mucha coordinación y mucha voluntad para que se pudiera abrir el colegio de la forma más segura posible. Todo el personal del centro, pero especialmente los profesores, han realizado formaciones y múltiples reuniones para fijar los protocolos a seguir", explica Fina Loscos, directora del centro educativo.
"Estamos aplicando todos los protocolos de seguridad, supervisando que los alumnos entren por separado, tomándoles la temperatura o insistiéndoles en el lavado de manos, entre otros. También hemos reorganizado a los profesores para reducir los contactos con los diferentes grupos de alumnos", afirma la directora del colegio. "Este curso, tenemos que mantener las medidas se seguridad para garantizar la salud del alumnado, de los profesores y del personal de servicio; no nos podemos relajar. Pero un segundo reto tan importante como el primero es que el centro escolar y los profesores puedan mantener la calidad educativa. Para ello, el equipo docente ya está trabajando en las actuaciones que habrá que llevar a cabo cuando se confine algún grupo estable de alumnos".
Una de las cosas que más preocupa al centro educativo es el alumnado que se encuentra en situación de vulnerabilidad. "Sobre todo nos preocupan las familias que han perdido el trabajo, que tienen dificultades para acceder a las ayudas públicas, etc. A la inquietud por la enfermedad se une la inquietud de no saber cómo cubrir las necesidades básicas, y esto crea ansiedad, temor e incertidumbre a los niños, niñas y adolescentes que estudian aquí y viven esta realidad", explica Loscos. "Por eso, pensamos que lo primero que tenemos que trabajar como docentes son las emociones de estos alumnos, entender cómo se sienten, ver cuáles son sus temores y ayudarles a manejar sus inseguridades, potenciando para ello el trabajo de los tutores y de los gabinetes psicopedagógicos".
Desde el centro educativo también se vive con preocupación el hecho de que algunas de las familias en situación de vulnerabilidad no disponen de medios tecnológicos que permita a los alumnos seguir las clases en caso de que tengan que hacer cuarentena. "Creemos que las necesidades tecnológicas de estas familias deben ser atendidas desde las instituciones públicas como así se ha prometido. Esperemos que así sea y esta ayuda se lleve a cabo", afirma la directora de la escuela.