
Después de la salud fue el empleo lo primero que empezó a desequilibrarse con la llegada de la Covid-19 en prácticamente todo el mundo. Esta crisis llegó a las universidades que todavía están intentando recomponerse del duro golpe económico y adaptándose para el inicio del curso.
La Universidad de Massachusetts en Amherst es una de las instituciones económicas que no ha podido controlar la crisis económica y que ha despedido indefinidamente a 850 empleados. Después de revertir los planes iniciales de traer muchos estudiantes de regreso al campus este otoño, esta institución educativa se enfrenta a una pérdida presupuestaria de prácticamente 170 millones de dólares.
El canciller Kumble Subbaswamy explicaba esta dura decisión en un correo que le llegó a la comunidad educativa al completo. Indicaba que todas las decisiones que se tomaron con el objetivo de proteger la salud y la seguridad de la facultad tienen un coste financiero muy grande para la universidad.
No obstante, los miembros que han sido suspendidos conservarán sus beneficios, incluida la atención médica y serán elegibles para el desempleo. Pese a todo, la universidad no es optimista de cara a los próximos meses y predice que seguirán despidos permanentes. Después de tomar todas estas decisiones, la institución todavía deberá enfrentarse a un déficit de 20,3 millones de dólares.