
El impacto de la pandemia ha trascendido a todos los sectores de la sociedad. La crisis económica, sanitaria y social que estamos viviendo ha puesto en jaque a muchas instituciones que están luchando por mantenerse estables ante una situación tan anómala como la de estos últimos meses. Las universidades también forman parte de ese sector que calcula hasta qué punto la Covid-19 está afectando en sus balances. Por una parte, hay una caída relevante de los ingresos por servicios como es el caso de las residencias de estudiantes y, por otro, está aumentando el gasto para desarrollar una educación virtual que llegue a todos los estudiantes.
La Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) admite que el impacto en la mayoría de las universidades ha sido complicado. A pesar de que muchas instituciones no han querido desvelar su situación económica tras la pandemia, algunas sí lo han hecho. Es el caso de la Universidad de Barcelona (UB) que calcula unas pérdidas por valor de 26 millones de euros o la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), que se sitúa en 10 millones.
Las universidades se nutren principalmente de financiación pública, pero lo que ingresan por las matrículas que pagan los alumnos varía según cada comunidad. En Galicia, por ejemplo es el 9% y en Cataluña un 26%, según datos del Ministerio de Educación.
Motivos de desequilibrio
La inestabilidad con la que las instituciones educativas se enfrentan al nuevo curso se basa en tres pilares fundamentales. Por una parte está la reducción de ingresos por el cese del alquiler de espacios, o por el cierre de equipamientos como residencias, bares, gimnasios o centros de idiomas. Uno de los ejemplos más destacados está en la Universidad Complutense que dice haber perdido hasta 2,5 millones de sus residencias.
Si antes la investigación ya se encontraba en detrimento, ahora todavía más. Hay una reducción considerable de la facturación de los parques científicos y menos disponibilidad de fondos públicos para proyectos. Por último, la caída de las matrículas, tanto por las anulaciones del curso pasado como por la reducción de alumnos en la rama de los posgrados, ya es una realidad.
Posible recuperación
Todas las instituciones educativas han elaborado para este curso un protocolo con diferentes escenarios valorando la posibilidad de un segundo confinamiento. La Universidad de Barcelona ha reservado casi dos millones de euros para comprar unos 2.000 portátiles para los docentes en caso de que se vuelva a la situación del mes de marzo.
El fondo Covid prevé 400 millones para la educación superior, en su mayor parte para la Universidad, por lo que se espera que la recuperación vaya poco a poco llegando a las instituciones educativas.