
Desde el inicio del confinamiento provocado por la crisis sanitaria del coronavirus, los universitarios se vieron relegados a un segundo plano siendo conscientes de la tardanza que estaba llevando la toma de decisiones sobre la educación superior. La tensión de los dos meses que está durando este estado de alarma se juntó con la poca adaptación y flexibilidad que mostraron las instituciones educativas de educación superior, lo que propició un aumento de quejas por parte del alumnado de este sector.
A la hora de enfrentarse a una nueva evaluación, desconocida tanto por los docentes como por los estudiantes, se valoró más la inmediatez de las respuestas, controlada por un cronómetro que apenas deja un minuto para cada pregunta y una auténtica desconfianza hacia los alumnos al considerar que podían copiar. La educación presencial aseguraba un porcentaje de plagio inferior y ante esto, los equipos docentes centraron el foco del trabajo en buscar todas las opciones posibles para impedir el plagio.
Algunos profesores han optado por exámenes orales tradicionales, otros por sustituirlos por trabajos y la mayoría de ellos por exámenes tipo test con límite de tiempo. El uso de las cámaras resulta ser un punto bastante polémico a pesar de que algunas universidades ya las están utilizando. El Sindicato de Estudiantes considera que este hecho criminaliza a los alumnos, atenta contra su intimidad y presenta unos requisitos que no todos los estudiantes pueden cumplir. Las críticas fueron múltiples al no tener en cuenta la brecha digital de los estudiantes universitarios y el estrés que esto les está generando en una situación que ya es complicada de por sí.
Sin embargo, en pleno siglo XXI con todo el avance de las tecnologías, los estudiantes están mucho más preparados para enfrentarse a una pantalla. Es por eso que durante estos días han ido viendo la luz algunos trucos para poder copiar en los exámenes.
Herramientas de desarrollo. Esta estrategia es una de las más recurridas por los jóvenes, ya que todos los navegadores dan la opción de revisar el código de la página y, si el programador no ha sido excesivamente cuidadoso a la hora de escribirlo, se puede ver cuál es la respuesta correcta en los exámenes tipo test. Desde el inicio del confinamiento se ha observado un uso masivo de Internet y de las redes sociales. Sin embargo, es la aplicación TikTok la que más ha destacado no solo haciendo imitaciones y vídeos graciosos, sino que también explicando cómo se puede revisar dicho código paso por paso para averiguar la respuesta correcta.
Videollamadas. En los exámenes tipo test en los que el profesor impone un tiempo muy limitado, uno de los sistemas utilizados por los estudiantes para hacer trampa es realizar una videollamada entre varios alumnos para repartirse las preguntas o tener más tiempo para buscar la respuesta. Esto obliga a los estudiantes a buscar la información por Internet o en los apuntes.
Aplicaciones. No solo existen aplicaciones que resumen textos de Internet o cambian algunas palabras, también se pueden realizar operaciones matemáticas dando pasos intermedios, analizar sintácticamente oraciones en español, etc. De esta forma, destaca la web smodin.me, que reescribe el contenido en un orden diferente a partir de un texto original; Resumidor LK, para resumir textos; Photomath, para realizar paso a paso operaciones matemáticas; Socratic, que pertenece a Google y responde a todas las preguntas; Recursos1clic, con un amplio abanico de soluciones para una infinidad de problemas; Sintaxis.org, que se encarga de analizar frases sintácticamente y Didacterion, usada principalmente para el análisis sintáctico del latín.
Escritorio remoto. Se suele utilizar para llevar a cabo una suplantación de identidad digital. Hay programas que permiten conectarse al ordenador de otra persona y manejarlo.
Chuletas. Es quizá la herramienta más común que utilizan los estudiantes para copiar. En esta nueva situación, hay quien las sitúa junto a la pantalla, de forma que no las capte la cámara o las meten en el móvil.
Realizar el examen por dinero
Lejos de limitarse a un tema estrictamente académico, la realización de los exámenes online ha traspasado la frontera y se ha convertido en una oportunidad de negocio para algunos. Basta con meterse en cualquier página de anuncios para tomarse con ofertas de personas que están dispuestas a realizar los exámenes por el alumno a cambio de un módico precio. Actualmente los precios oscilan entre los 15 y los 35 euros y para realizarlo se conectan en remoto al ordenador del estudiante o cuando los alumnos reciben el examen en la plataforma les hacen foto a los ejercicios y se los manda al experto. No obstante, bien es cierto que este tipo de intercambios no se limitan únicamente a los exámenes, sino que también se utilizan a la hora de hacer trabajos o deberes.