
Si queremos persistir en alcanzar la sociedad del conocimiento, si buscamos que la universidad y la investigación sean motor de desarrollo económico y social, debemos acabar cuanto antes con la "uberización" de las plantillas universitarias. España podrá lograr este objetivo si invertimos radicalmente la dinámica que arrastramos desde la crisis y recuperamos unas plantillas de personal docente e investigador y de administración y servicios, envejecidas, diezmadas por la tasa de reposición y con altos índices de inestabilidad y precariedad.
Sólo el 53% de los profesores universitarios tiene un trabajo estable mientras, cada nuevo curso académico, proliferan por miles los docentes interinos o con contrato laboral temporal. Paradigma de esta deriva en la gestión pública lo supone el hecho de que el colectivo más numeroso -una cuarta parte de los docentes universitarios españoles- son los 22.800 profesores Asociados con un contrato temporal y dedicación a tiempo parcial, que terminan inmersos en una concatenación de contratos con sueldos vergonzosos y una pésima situación laboral.
La sociedad española requiere a los mejores profesores, y el Sistema Universitario Español apuesta por la calidad docente e investigadora. No queda pues otra política que aumentar los presupuestos para poder estabilizar a las plantillas universitarias y poner fin a una mano de obra barata que surgió en el albor de la crisis y que se perpetúa en una inestabilidad y precariedad inaceptable.
Cambiar la tendencia de los últimos años, marcada por la caída de empleos estables e incremento del profesorado laboral y a tiempo parcial, exigirá también acabar con la tasa de reposición y permitir amplias convocatorias de plazas para reducir la temporalidad y garantizar el necesario relevo generacional (el cuerpo docente universitario supera los 54 años de media y una cuarta parte de la plantilla está próxima a su jubilación).
Resulta una estulticia invertir años y recursos económicos en preparar magníficos profesionales de la docencia y la investigación para terminar en un abismo académico y laboral que les sitúa frente a la dicotomía entre "uberización" o abandono. No tenemos que llevar al profesorado al límite de su resiliencia. Muy al contrario, necesitamos atraer y retener el talento ofreciendo una carrera académica e investigadora continua, estable y con dignas condiciones laborales y salariales.
Afrontar estas situaciones enquistadas en las universidades desde hace años requiere negociación, acuerdos y modificaciones legislativas que pasan por nuevas figuras docentes, el acceso directo de los acreditados, la potenciacion de la promoción interna y el desarrollo de una verdadera carrera profesional. Sólo interviniendo y cambiando el actual escenario podemos conseguir una universidad pública de calidad centrada en sus labores intrínsecas de docencia, investigación y transferencia. Así se lo acaba de manifestar el sindicato CSIF al nuevo Ministro de Universidades, Manuel Castells, pidiéndole un enfoque sistémico que incluya a su vez la publicación de un Estatuto del Personal Docente e Investigador y la modificación de los criterios ANECA de evaluación del profesorado universitario.
Elaborado por Ramón Caballero Klink, Vicepresidente del Sector Nacional de Educación de CSIF