
Decía Nelson Mandela que "la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo". Pero la educación requiere de financiación. Uno de los problemas más importantes de las universidades públicas españolas es su situación económica de cierta "asfixia" que sufren algunas instituciones desde los años de la crisis. Por ello, tuvieron que ajustarse el cinturón y hacer más con menos dinero, para mantener los niveles de calidad en la docencia y, especialmente, en la investigación. Aun así, tuvieron que buscar nuevas fuentes de financiación filantrópica, empresarial y diversificar los ingresos.
La financiación pública universitaria en nuestro país se sitúa un 14,5% por debajo de la media de la Unión Europea y la OCDE respecto a las que mantiene una insuficiencia de recursos públicos de 1.600 millones de euros. En términos de gasto total, público y privado, el valor se mantenía en el 1,3% del PIB, frente al 1,5% del PIB de la media de la OCDE, presentando un diferencial de disponibilidad de recursos globales de 2.400 millones de euros de 2016, según se desprende del informe La Universidad Española en Cifras. Año 2017 y curso académico 2017/2018, elaborado por Crue Universidades Españolas.
¿Quien financia más?
Hoy por hoy, el país que más financiación pública destina a la educación superior es Noruega, seguido de Austria, Finlandia y Suecia. Por su parte, donde más crece la financiación privada es en EEUU, seguido de Australia, Reino Unido y Corea del Sur. En el caso concreto de nuestro país, no supera la media de financiación pública ni privada. Otros países en la misma situación son Irlanda, Grecia, Italia, Rusia y Portugal.
Las universidades hace tiempo que mantienen un pulso con sus gobiernos autonómicos para conseguir revertir los duros recortes presupuestarios que se aplicaron a los campus y solicitar modificaciones concretas, con la intención de dotar al sistema de la suficiencia financiera necesaria para afrontar sus misiones y abordar con éxito las nuevas funciones que se le encomiendan. En 2017, la brecha de las diferencias de financiación por estudiante respecto a la media alcanzaba 71,2 puntos porcentuales.
El presidente de Crue Universidades Españolas, José Carlos Gómez Villamandos, ha solicitado una financiación que garantice los "niveles de suficiencia que requiere un sistema de calidad internacional homologable"; una política de I+D "con ambición de país competitivo", acompañada de una "verdadera apuesta" de las empresas por la innovación, o una normativa más flexible para captar y retener talento.
En 2017, España recuperó el valor nominal del PIB previo a que la crisis se hiciera omnipresente en 2008. Ese hito puede considerarse el final de un periodo que, con diferentes intensidades, había supuesto para el país retrocesos de renta y riqueza durante ocho años consecutivos.
Reducir o aumentar gasto
Ante las dificultades económicas y fiscales de la crisis, la reacción de la mayoría de los países desarrollados ha tenido signo contrario a la seguida por España. Según la OCDE (Educatión at a Glance, OCDE 2019), cinco países miembros redujeron su gasto por estudiante en el periodo 2010 a 2016 y los restantes 25 lo mantuvieron o lo ampliaron. España (-13%) fue el segundo que más lo redujo, solo por detrás de Irlanda (-27%). Cuatro quintas partes de esa disminución registrada en España es debida a la reducción de las aportaciones de recursos públicos. Y de aquellos polvos, estos lodos. Hoy, el 12,8% de los jóvenes españoles de menos de 25 años (534.600 jóvenes) forma parte de los llamados ninis -ni estudian ni trabajan-, porcentaje que se encuentra entre los más altos de la UE y que solo superan Italia y Grecia, según un informe de Asempleo.
No hay mejor inversión que la que se realiza sobre uno mismo. Y es que con un mayor nivel de educación, una persona consigue obtener un mayor nivel de renta que si no tuviera esa formación. Asempleo ha alertado de que las perspectivas laborales de los jóvenes se ven dificultadas por el abandono escolar temprano, que ha ralentizado su ritmo de reducción durante el último año y que se encuentra próxima a su nivel de equilibrio y, por tanto, sin mucho margen de seguir reduciéndose, según el informe. Por tanto, no solo es imprescindible apostar por una financiación estable de la universidad, sino que también urge una reforma de la educación como clave para evitar que cada año varios miles de estudiantes se queden por el camino.
El estudio afirma que el gobierno económico de las universidades públicas ha superado la mayor crisis económica y fiscal desde los años 30 del siglo pasado, que ha significado ajustes de sus ingresos no financieros, que han alcanzado el 14%, con notables resultados en términos de control del gasto, cumplimiento de la disciplina presupuestaria y reducción del endeudamiento.
Por otro lado, el informe citado destaca que los precios públicos de las matrículas universitarias han subido en estos últimos años. De hecho, el coste de estudiar un grado ha subido un 29,2% de media en España, con grandes diferencias regionales. España se sitúa en el tercio superior de precios de los países europeos. Dentro de un panorama, donde hay muchos países que no tienen tasas, pero también hay otros muchos donde hay exención del pago de los créditos aprobados en la primera matrícula, al igual que ha implantado recientemente la Junta de Andalucía en su sistema universitario regional, España se posiciona como uno de los países más caro de la zona euro para estudiar. Los precios medios más elevados en todos los niveles de estudios son los de Cataluña, que en el grado multiplica por 2,8 los de Galicia; en el máster habilitante multiplica por tres los de Andalucía, y en el máster no habilitante por 3,8 los de esta misma región.
Hoy el 73% de los estudiantes universitarios en nuestro país paga tasas académicas, una proporción tan solo superada por Italia, Bélgica, Holanda, Portugal y Reino Unido en el panorama de la UE-23 y donde España mantiene un nivel de los precios de matrícula que se sitúa en el tercio más elevado de esos 23 países.
El 12,8% de los jóvenes españoles de menos de 25 años forma parte de los "ninis"
Alemania, Austria, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Grecia, Malta, Noruega, Polonia, República Checa, Suecia y Escocia (Reino Unido) cuentan con matrículas gratuitas o por debajo de 100 euros. En otros países europeos como Bosnia, Francia, Luxemburgo, Macedonia y Montenegro los precios están entre 101 euros y 500 euros. Por su parte, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Hungría, Islandia, Portugal, Rumanía y Serbia los precios están entre 501 euros y 1.000 euros. Las naciones con tasas más elevadas son Holanda, Italia, Liechtenstein, Suiza y España, rondando los 1.001 euros y 2.000 euros.
Nuestras comunidades autónomas organizan los precios por crédito según el nivel de experimentalidad de cada carrera, pero no existe un criterio homogéneo para todo el país. El esfuerzo económico para las familias también es más grande comparado con los periodos previos a la crisis. Así, según el informe de la Crue, el esfuerzo medio es del 4,6% de la renta. Cataluña encabeza el nivel de esfuerzo con un 7% sobre su renta familiar por un 5,7% para Extremadura, la región con menor renta familiar, y, en el extremo opuesto, el País Vasco solo requiere un esfuerzo del 3,2%.
Irlanda, paradigma educativo
Los jóvenes en Irlanda se encuentran entre los más educados a nivel mundial. Tienen una tasa de matriculación en Secundaria del 93%, pero la inversión nacional en el sector es la más baja de los 35 países estudiados de la OCDE. El informe Education at a Glance 2019 desveló que Irlanda invirtió solo el 1,2% de su PIB en educación Secundaria en 2016 en comparación con el promedio de la OCDE del 2%, y un promedio en la UE de 1,9%. Según el informe, casi la mitad de los jóvenes de 25 a 64 años tiene una educación de tercer nivel, una de las tasas más altas en la OCDE. Además, los adultos con una licenciatura o grado en Irlanda ganan un 81% más en promedio. La OCDE ha declarado anteriormente que en Irlanda, la inversión en educación no ha seguido el ritmo del aumento del número de estudiantes que ingresan a las escuelas. Asimismo, dado que los estudiantes en Irlanda reciben más horas de instrucción por año que el promedio de la OCDE, también se esclarece que los maestros pasan más horas enseñando que el promedio de la OCDE y el europeo. No obstante, analizando solamente la parte de la inversión, no hay mejor educación en sistemas donde más se invierte, sino en aquellos en los que se es más eficiente. Y eso se puede ver en otros países como, por ejemplo, Finlandia.