Ecoaula

¿Vivir más o vivir mejor?

  • Cuál es el alcance de las tecnologías de vanguardia y cuál será su coste
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Los investigadores llevan lustros embarcados en una posibilidad que eliminaría por completo una de sus principales angustias: la insoportable levedad del ser. Si bien en la Edad Media, un periodo generoso para los historiadores que abarca hasta diez siglos, los problemas irresolubles quedaban en manos de la divinidad, el impetuoso avance tecnológico está llevando el debate a una nueva dimensión.

Existen, no obstante, diversas aproximaciones al reto. El gerontólogo Aubrey de Grey considera que el envejecimiento es una enfermedad curable desde el origen y reversible una vez iniciada. En un corto plazo, indica de Grey, la esperanza de vida será de 120 años y el récord Guinness de la longevidad, en manos de la gala Jeanne Louise Calment (122 años y 164 días), se situará en un siglo y medio.

Ray Kurzweil, director de ingeniería de Google, uno de los promotores de Singularity University y defensor del transhumanismo, defiende la teoría que plantea la superación de los límites biológicos a través de la alteración genética, la nanotecnología y la robótica. Al igual que de Grey, Kurzweil vaticina un futuro cuasi inmortal ya durante este siglo XXI, el más disruptivo de la historia. El hombre y la máquina se fusionarán en una única estructura que será el colofón de un baile cuyos primeros tímidos pasos se atisban en el horizonte: del ordenador al smartphone, del smartphone al wearable, del wearable a los "gadgets" sofisticados dotados de capacidades únicas.

En paralelo a este relato se escribe otro más pesaroso. Figuras como Bill Gates o Elon Musk advierten de que cualquiera de los avances formulados tendrá necesariamente asociados elementos de inteligencia artificial. Sin ella, nada será posible.

Como siempre, estos debates nos llevan a puntos de mayor profundidad. Tras las investigaciones más ambiciosas se esconden poderosas fuerzas transformadoras, incluidos titanes como Google, Facebook o Apple. La pista que se desliza es obvia: quizás en Silicon Valley también quieran salvar al ser humano, pero hay que tener en cuenta otras consideraciones.

Si Kurzweil y de Grey tienen razón, y puede que la tengan, en las tres próximas décadas habrá una revolución y, cuando menos, dos preguntas de largo espectro que debemos abordar. La primera será cuál es el alcance de estas tecnologías de vanguardia y cuál será su coste. Será una tecnología que dividirá a la especie humana entre los que puedan permitírsela y los que no. Y una segunda que encierra una enorme paradoja: Seremos sin duda capaces de vivir más tiempo, pero ¿estará el planeta preparado para ello? Son dos procesos que deben ir de la mano. De nada nos servirá vivir más sin ser capaces de vivir mejor.

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