El tema del medioambiente y la sostenibilidad del planeta cuenta con tantos seguidores como detractores, por eso tengo por seguro que este artículo no contentará ni a unos ni a otros. Empezaré aclarando que ni me gustan los tremendistas apocalípticos del fin del mundo, ni los escépticos negacionistas que repiten el mantra de que aquí no pasa nada. Nunca me veo identificado con ninguno.
Yo sí creo que existe una crisis climática de la que se viene hablando desde hace décadas, el planeta está claramente peor que hace 50, 20 o 10 años atrás. Muchas voces sensatas y autorizadas, y ciertos organismos de prestigio llevan alertando de las consecuencias del calentamiento global y la necesidad de desarrollar políticas comunes que ayuden a mitigar sus efectos de forma inmediata. La Agencia Europea del Medioambiente (AEMA) advierte: España es el país más vulnerable del continente ante el cambio climático. Por ejemplo, 7 de las 10 cuencas hidrográficas con mayor sequía crónica se encuentran en nuestro país. No es una opinión, es un hecho. Es un problema serio para considerar y tener en cuenta. En mayo, ESADE Business School publicaba un estudio que alertaba de que el compromiso de las grandes empresas españolas con la sostenibilidad era "insuficiente".
Todos estamos siendo testigos de fenómenos meteorológicos extremos. Incluyo en el todos a los medioambientalistas, a los escépticos, incluso a los indiferentes que les da igual lo que pase a su alrededor. La comunidad científica ha levantado la voz de alarma hace años y es necesario al menos escucharlo y actuar en consecuencia. Tomarse en serio la crisis climática no es un tema de ideologías políticas o de otra índole, hay que hacerlo por convicción o por egoísmo, pues sin planeta no hay futuro.
La evidencia de los datos son los que son, y como acierten solo un pequeño porcentaje de lo que dicen, ésta es la mayor amenaza a la que nos enfrentamos. Es apremiante desarrollar actuaciones más serias y profundas de las emprendidas hasta el momento.
Necesitamos incorporarlo a nuestra vida cotidiana, al mundo económico, empresarial, estudiantil, necesitamos realmente pensar en ello y abordarlo. Es una llamada clara al sentido común.
En la actualidad, ya existen asociaciones de empresas e inversores que lo están incorporando en las agendas de los consejos de administración. Y es que como dice el apocalíptico Al Gore, sin planeta no habrá economía que valga.
Desde muchas universidades importantes se están elaborando propuestas para avanzar hacia una cultura económica orientada a la responsabilidad y no sólo a la maximización del beneficio. Ese sistema ya no sirve. Una nueva cultura empresarial transversal a todos los sectores, empezando por el energético, la movilidad, el logístico, el tratamiento de residuos con conciencia de planeta. Desde el consumidor hacia arriba, pues se está viendo que, de la empresa hacia abajo, todavía no se están logrando los objetivos deseados.
Universidades importantes ya tienen como prioridad en la investigación incorporar la tecnología para ayudarnos a resolver el problema de la sostenibilidad, como un reto común y universal. Hemos desestabilizado nuestros ecosistemas y es necesario empezar a revertirlo.
Es nuestra responsabilidad dejar el planeta mejor que como lo encontramos o lo que es lo mismo, es una irresponsabilidad dejar un planeta peor al que nos encontramos para nuestros hijos.
Elaborado por Pablo Rivas, Ceo & Founder de Global Alumni