
El último informe del servicio El Defensor del Profesor del sindicato ANPE correspondiente al curso 2018/2019 muestra una preocupante estabilización con respecto al curso anterior en lo que se refiere al número de casos de acoso y violencia hacia los docentes.
En concreto, fueron 2.174 casos los atendidos, prácticamente la misma cifra que el curso anterior, cuando se contabilizaron 2.179. El 44,4 por ciento corresponde a profesorado de Primaria, el 40,4 por ciento a Educación Secundaria, el 3,7 por ciento a Formación Profesional, el 7,4 por ciento a Infantil y el 3,9 por ciento restante se reparte en otras enseñanzas.
El Defensor del Profesor, que nació en el año 2005, es un servicio que el sindicato presta a los docentes para atender solicitudes de ayuda ante situaciones de violencia o acoso en las aulas. Las cifras de casos atendidos no son representativas de la situación en todo el país, pero revelan tendencias de los problemas que se producen en los centros educativos.
Tipos de violencia
En cuanto a la tipología de los casos atendidos, se distinguen los correspondientes a los alumnos, los relacionados con los padres y los que provienen de la interacción con los compañeros de profesión. Según Laura Sequera, coordinadora del servicio El Defensor del Profesor, son habituales los casos de alumnos que pretenden humillar a docentes o las amenazas a su profesión, que se incrementaron en un 2 por ciento.
Las faltas de respeto aumentan del 22 por ciento al 23 por ciento. Además, se ha obtenido un dato similar en cuanto a la problemática del ciberacoso en un 10 por ciento con respecto al curso anterior.
También se dan problemas con los padres y madres, donde se registran pequeños incrementos en los casos de acoso, y denuncias o acusaciones carentes de fundamentos. Estos últimos representan el 26 por ciento de los problemas.
En cuanto al parámetro de agresiones físicas, se produce un aumento del 1 por ciento. En este sentido, Sequera indica que "las madres y padres utilizan cada vez más los whatsapps de grupos de clase para realizar acusaciones, descalificaciones o injurias a los profesores, que no pueden defenderse".
En lo relativo a los problemas relacionados con los compañeros, se observa ahora una disminución en los enfrentamientos con los equipos directivos, que pasan de un 31 por ciento a un 27 por ciento de los casos atendidos.
El impacto que generan todas estas situaciones es emocional y repercute en el ejercicio de la docencia y "en la calidad educativa". En este sentido, el 69 por ciento de los docentes atendidos presentaba síntomas de ansiedad y el 10 por ciento acababa solicitando la baja laboral.
En palabras de Nicolás Fernández, presidente del sindicato, "las consecuencias son demoledoras, porque quienes se ven inmersos en estos casos sufren un deterioro físico y mental", ha asegurado. Además, Fernández también reclama a las administraciones educativas una serie de actuaciones y medidas para evitar estas situaciones y paliar sus consecuencias en el profesorado.
Entre ellas, un programa de prevención del acoso escolar con protocolos de atención a víctimas, y ofrecer asistencia psicológica y jurídica a los docentes agredidos.