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Tecnología: lenguaje universal

  • Esta revolución ha generado nuevos entornos de trabajo
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Portátiles, tablets, smartphones, wifi, 5G, conexión…la tecnología convive con nosotros y ha cambiado nuestra forma de relacionarnos, de consumir, de trabajar, de conocer e incluso de aprender. Y aunque consideramos a las generaciones más jóvenes como nativos digitales, y sus conocimientos en la materia –como el valor en la mili-, se les supone, -aunque esta expresión la mayoría de ellos ni la conozca-, resulta cada vez más necesaria una formación en habilidades tecnológicas.

En efecto, la tecnología se ha instalado en la actividad cotidiana habitual y ha provocado la cuarta revolución industrial. Si la tercera, la Revolución Digital, supuso la aparición de la computadora, internet y las TIC, ésta se caracteriza, en opinión de Schwab "por una fusión de las tecnologías que está difuminando los límites físicos, digitales y biológicos".

Esta revolución ha generado nuevos entornos de trabajo, nuevos escenarios laborales y sectores, como la inteligencia artificial, biotecnología, Big Data…y al mismo supone una nueva necesidad: la formación en competencias y habilidades digitales. En la actualidad, los conocimientos digitales se presuponen; podría equipararse a disponer de wifi e internet para trabajar, o a estudiar inglés para viajar o disponer de oportunidades laborales: nadie discute esa necesidad.

Sin embargo, la realidad académica y formativa sobre el entorno digital no se ajusta a las necesidades sociales y laborales. La demanda de talento de las empresas y los perfiles que buscan los empleadores están cambiando al mismo ritmo que evolucionan la tecnología y la economía, pero el sector educativo no avanza a la misma velocidad.

El 72% de las universidades consideraba adecuada la preparación a sus alumnos

Sirva un dato como ejemplo de la situación. En un estudio elaborado por el McKinsey Center for Government, el 72% de las universidades consideraba adecuada la preparación a sus alumnos, frente al 42% de los empleadores o el 45% de los propios estudiantes recién titulados.

Las escuelas, los centros de formación y las Universidades tradicionales han dejado de ser la única fuente de educación. El ámbito formativo, especialmente el de la educación tecnológica, desarrollo de software y competencias digitales, ha evolucionado y diversificado con la aparición de moocs, bootcamps, píldoras formativas o meetups, dirigidos también a cuadros directivos y no sólo a estudiantes.

Aquí radica uno de los principales cambios implementados por la nueva situación: la orientación hacia la capacitación y no a la titulación, lo que permite un aprendizaje diverso e incluso la creación de un itinerario educativo propio, tanto para educadores como para educandos. De hecho, el estudiante tradicional es una especie en extinción.

Los cambios que afronta la sociedad actual, como la crisis climática o la presencia tecnológica desvela otra cuestión fundamental de futuro: los próximos retos para la humanidad serán de índole científica y tecnológica, de ahí la necesidad de esa formación específica y diferente para la que las enseñanzas tradicionales todavía no están preparadas.

Para paliar ese desajuste entre las necesidades que imponen las empresas y el mercado laboral respecto a la formación académica tradicional, surgen proyectos formativos como GeeksHubs, centrados en la capacitación tecnológica y en habilidades digitales para directivos mediante cursos de corta duración y alta intensidad. Pero no sólo eso, también ofrece formación en otras soft skills, cada vez más necesarias en el lenguaje global y universal de la tecnología.

Elaborado por Paco Gomez Arnal, Responsable de formación de GeeksHub

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