
"La vida es como una partida de póker". En el póker, como en la vida, unas veces se gana y otras, se pierde. El juego es así y es lo que lo convierte en una disciplina tan apasionante. La posibilidad de ganar o perder dinero dispara nuestras emociones y conlleva que los nervios aparezcan cuando estamos en una mesa final o en mitad de un bote que a buen seguro dirimirá el desenlace de una partida.
El póker se parece mucho al deporte. En ambos ámbitos se necesitan muchas horas de entrenamiento, largas jornadas de preparación, años y años de esfuerzo y sufrimiento para obtener la ansiada recompensa en forma de títulos o campeonatos. Pero hay otra faceta fundamental en donde póker y deporte tienen un punto en común: la importancia del estado de ánimo en el juego.
Es algo que si preguntáis a cualquier deportista de élite o a cualquier maestro del póker os dará una respuesta similar. El estado mental es un factor absolutamente decisivo. Cuando tenemos la mente despejada, los golpes de un tenista, los lanzamientos triples de un baloncestista, la precisión del golfista o la velocidad de un atleta, fluyen de una manera natural. Es algo que también ocurre en el poker. Cuando alcanzamos un nivel óptimo de concentración, cuando el cuerpo y la mente se encuentran en un estado de perfecto equilibrio, en conjunción y armonía, nuestro juego se ve favorecido.
Los factores pueden ser muy diversos. Volviendo al deporte, pienso en Cristiano Ronaldo y su bajón futbolístico a raíz de la ruptura con su ex novia, la bella Irina. Se me viene a la mente Rafael Nadal y sus problemas de estima cada vez que se mide a Djokovic, que parece tenerle comida la moral. Son dos superdeportistas, dos monstruos que han conseguido todos los trofeos y que son leyendas vivas del deporte. Pero eso no es óbice para que haya aspectos de su mente que interfieran negativamente en su juego. Falta de confianza, de autoestima, problemas en casa, en el trabajo, con la pareja. Preocupaciones de diversa índole. Los seres humanos no somos máquinas y, por ello, no se puede mantener siempre el mismo nivel de concentración.
Los coachers, entrenadores y psicólogos deportivos suelen referirse a este estado óptimo en que la mente y el cuerpo están en perfectas condiciones como 'La zona'. La mayoría de deportistas de élite sólo alcanzan la plenitud en unas pocas ocasiones a lo largo de sus dilatadas trayectorias. Es en ese momento cuando un velocista consigue romper una plusmarca mundial o cuando un ciclista logar batir el récord de la hora.
Pues lo mismo ocurre en el póker. Para que un jugador sea capaz de acumular premios en mesas finales de torneos, tiene que tener mucha habilidad y experiencia. Pero, al mismo tiempo, su mente debe estar relajada y su estado de concentración ser máximo. Por suerte, todo se puede entrenar en esta vida.
La importancia de los pequeños detalles
Para ser capaz de coger el toro por los cuernos y encontrar mayores niveles de concentración a la hora de jugar al póker es conveniente luchar contra la ansiedad y saber respirar. Aunque parezca una tontería, la respiración es clave a la hora de practicar casi cualquier disciplina, deportiva o no. Hay que mantener siempre la atención, estar al tanto de todo lo que pasa. Saber controlar el carrusel de emociones que se genera en el cuerpo cuando nos llevamos un gran bote o cuando nos desbancan. El póker es un juego con constantes interrupciones, por lo que mantener la concentración es absolutamente clave. Otro consejo: es conveniente, como a la hora de conducir, descansar después de un período de máxima concentración. No pasa nada, sal a tomar aire puro 10 minutos y regresa con las ideas más claras y la mente despejada. Tu bolsillo te lo agradecerá.
Otra recomendación es jugar siempre bien ¡Qué tontería! Pensarán ustedes. Jugar bien no es ganar, es sencillamente, tomar las decisiones correctas en cada uno de los momentos precisos. Por supuesto, no es sinónimo de victoria en una partida. Pero jugar con corrección nos hará siempre ganar en el largo plazo, sin olvidar otro factor importante: la frustración por haber ido donde no debíamos y haber perdido. Nos atormentará durante buena fase del juego y previsiblemente nos hará perder la concentración y más dinero se esfumará. Recuerda que el dinero cuesta mucho ganarlo y muy poco gastarlo.
También es importante saber aislarse. Al igual que cuando estudiamos, las interrupciones son malas aliadas. Si juegas en casa, ten un lugar cómodo y evita distracciones. Cunde más una hora de póker con el máximo de sentidos puestos en él que varias horas a medio gas. Construye una rutina alrededor del juego. Es preferible jugar siempre a las mismas horas, haber descansado bien, haber dormido las horas necesarias. Márcate unos horarios y cúmplelos a rajatabla. No permitas que el póker te limite de hacer otras cosas con las que tu vida cobra sentido, como quedar con tus amistades o salir a la calle. Tampoco te olvides de comer, de hidratarte y recuerda que el alcohol es sinónimo de perder dinero en el póker.
Piensa en algo que te motive y aprovéchalo. Muchos jugadores profesionales certifican que unas rutinas determinadas les ayudan a ganar en la pista. Rafa Nadal comienza su partido mucho antes de pisar la tierra batida, hay futbolistas que confiesan que salen mucho más enchufados al partido después de haber escuchado su canción favorita. Busca tu fuente de motivación y aprovéchala, porque la motivación y la concentración, también se entrenan. Generar un ecosistema que propicie esa comunión entre el cuerpo y la mente, es caballo ganador.