
La depreciación del yuan ha repercutido en el resto de mercados emergentes. Las divisas de estos países también acumulan caídas frente al euro y sus índices bursátiles se desploman. Un inversor español pudo llegar a ganar más de un 50% en la Bolsa china a principios de junio. Hoy no conseguiría ni una quinta parte de su plusvalía. En otros mercados el saldo es mucho peor.
El volcán de los mercados ha entrado en erupción. China ha sido solo el origen, la placa tectónica. La erupción se ha producido en el resto de países emergentes y la lava ha arrasado con sus perspectivas de crecimiento. En solo una semana, las autoridades chinas devaluaron su moneda tres veces, hasta hacerla caer un 4,6 por ciento. La desaceleración de su economía y el descenso de las exportaciones y de las importaciones en un 8,3 y un 8,1 por ciento interanual desencadenaron la erupción del Banco Popular de China el 11 de agosto.
La medida también ha incendiado las bolsas mundiales. La rentabilidad que habían acumulado los índices bursátiles de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y de los MINT (México, Indonesia, Nigeria y Turquía) se ha recortado desde entonces. El CSI 300 chino es uno de los que más ha perdido. Un inversor europeo llegó a ganar más de un 50 por ciento a principios de junio. Hoy, el índice chino le daría una plusvalía de solo el 5,3 por ciento.
China pierde atractivo para el inversor
La segunda economía mundial provocó la tormenta en los mercados, pero su bolsa todavía logra subir en el año. El CSI 300 gana casi un 1,6 por ciento en el año, y en euros asciende hasta el 5,6 por ciento. Y es que el yuan ha cedido un 5,8 por ciento frente al euro desde su primera devaluación, pero en lo que va de año todavía se revaloriza un 3,7 por ciento frente a la divisa única.
No se puede decir lo mismo del resto de mercados emergentes. Brasil ha visto a lo largo de este año cómo su moneda se debilitaba con fuerza, pero el real brasileño fue la divisa de los emergentes que menos sufrió la semana del 10 de agosto y solo cayó un 1,4 por ciento frente al euro. Ahora, en el año se desploma un 18 por ciento en ese cruce. Esto ha castigado la rentabilidad del inversor europeo que tomó posiciones en el índice de Brasil: cae un 8,3 por ciento en el año y en euros la caída alcanza el 26 por ciento.
La economía brasileña no necesitaba agentes externos para tambalearse. Esta semana el Banco Central de Brasil ha confirmado que el país ha entrado en recesión tras acumular dos trimestres negativos, y Moody's ha revisado a la baja sus estimaciones de crecimiento. La inestabilidad política tampoco ayuda. El caso Petrobras salpica al Gobierno mientras en las calles las protestas ciudadanas piden la dimisión del Dilma Roussef.
La presidenta brasileña no puede presumir de popularidad, al contrario que el primer ministro indio. Las reformas económicas implantadas por Narendra Modi han hecho crecer a India a un 7,5 por ciento, por delante de China, según el Banco Mundial, y su divisa sube un 1,6 por ciento en 2015 frente a la moneda europea.
No obstante, esto no le ha servido para escapar de la lava china: la rupia india se ha dejado casi un 6 por ciento desde la semana de la depreciación del yuan. Con todo, el Sensex 30 sube un 1,2 por ciento en el año para el inversor europeo, frente al descenso del 0,5 por ciento que mantiene en divisa local.
Por su parte, la moneda rusa se ha depreciado un 11,2 por ciento desde el 10 de agosto y en el año ya suma una caída superior al 10 por ciento. La bolsa de Moscú ha seguido una trayectoria similar a la china y minimiza las ganancias en el año -ver gráfico-.
En México, el peso se deja cerca de un 7,5 por ciento desde la semana del 10 de agosto. El parqué mexicano también causa pérdidas para el inversor en euros, con una caída del 8,4 por ciento anual.
Turquía es otro de los emergentes que más ha visto caer su divisa. La dimisión del primer ministro en funciones y la amenaza del Estado Islámico han llevado a mínimos a la lira, que pierde cerca de un 15 por ciento desde enero. Esta inestabilidad se ha trasladado al mercado. El Bist 30 ha retrocedido cerca de un 15 por ciento, aunque al cambio en euros supera el 27.
Nigeria afronta una situación similar, aunque en su caso el peligro se llama Boko Haram. La naira se ha desplomado más de un 2,8 por ciento frente al euro desde que el Banco Popular de China decidió devaluar su moneda. En el año pierde un 1,4 por ciento en ese cruce y la caída anual de la bolsa en euros alcanza el 15 por ciento.
Sudáfrica no entra ni en los BRIC ni en los MINT, pero también sufre con el yuan. En este caso la bolsa también perjudica más al invesor del Viejo Continente que al local , y es que el rand sigue cayendo frente al euro, en concreto, un 4,7 por ciento anual.