
Los factores de corto y largo plazo van en la misma dirección por primera vez desde 2005. El dólar ha roto a la baja de forma abrupta el movimiento lateral que mantenía frente al euro, y la pregunta ahora es si la caída de la semana pasada fue provisional o si anuncia una mayor depreciación a medio/largo plazo.
En Bolságora nos inclinamos por la segunda opción, aunque es probable que no tengamos la respuesta antes de que el billete verde vuelva a los mínimos de diciembre de 2005.
Cabe recordar que la caída frente al euro se inscribe en una fase bajista del dólar respecto a todas las divisas que comenzó hace ya cinco años (ver el gráfico debajo). La divisa norteamericana ha perdido un 8% en 2007, y casi un 30% desde los máximos marcados en 2001 y 2002. Los años 2005 y 2006 fueron excepciones marcadas por una pausa en el deterioro global. Y no fue casualidad: el mercado de divisas parece funcionar como si el billete verde estuviera en una tendencia bajista de largo plazo, que sólo se interrumpe cuando las expectativas de tipos de interés se cruzan con las de crecimiento económico y actúan de paracaídas para frenar el deterioro. Eso es lo que ocurrió en 2005 y 2006, y no sólo por la fuerza de Estados Unidos, sino también por la debilidad de Japón y por una Europa que no podía competir con Estados Unidos, antes de que las primeras fisuras en la bonanza americana empezaran a debilitar el billete verde.
No nos debe extrañar que el retorno de las fuerzas deflacionistas en EEUU y las dudas sobre la marcha del yen a medio plazo aceleren el declive del dólar. El ciclo económico juega ahora en contra de Estados Unidos y a favor de Europa y Japón. En el cóctel, se suman una inflación americana a largo plazo demasiado alta para que se estabilice el tipo de cambio nominal, un déficit comercial que sigue necesitando una fuerte depreciación de la divisa para reducirse a un nivel sostenible a largo plazo, y las fuertes presiones sobre los países asiáticos para que revalúen sus divisas, con el yuan el primero de la fila. En resumen: por primera vez desde 2005, todos los factores a corto y largo plazo van en la misma dirección: la depreciación del dólar.
Tras la ruptura bajista frente al euro de la semana pasada, es probable que este entorno sea suficiente para mandar el billete verde en pos de su soporte histórico de muy largo plazo, que tocó en los años 1991, 1992, 1995 y 2005 (ver el gráfico). Un soporte que corresponde, grosso modo, con la zona de los 1,40–1,45 dólares por euro. Ahí se abrirá un debate histórico, y el mercado tendrá que elegir entre la caída libre absoluta de la divisa norteamericana o mantener la divisa americana dentro del lateral de muy largo plazo que marcó los años 90 antes de que el nacimiento del euro y la debilidad del yen impulsaran un ciclo alcista. Mientras no se resuelva el dilema, seguimos bajistas en el dólar.