
Nuestras exportaciones de cerveza al gigante asiático se han multiplicado por seis en tan sólo tres años, entre 2013 y 2016. China es ya el tercer mayor importador de la cerveza española en el mundo, por delante de Reino Unido y sólo por detrás de Guinea Ecuatorial y Portugal.
El aumento de la clase media en China y el gusto de sus habitantes por consumir alimentos y bebidas extranjeros son dos de los factores que explican por qué las exportaciones de cerveza española al gigante asiático se han disparado en la última década.
Si en 2006 nuestro país vendió a China 2.573 litros de cerveza, en 2016, diez años después, las exportaciones patrias a aquel mercado superaron los 38 millones de litros, seis veces más que sólo tres años antes, cuando esa cifra fue algo superior a seis millones de litros.
Este gigantesco incremento ha posicionado al país de la Gran Muralla como el tercer destino de las ventas de nuestra cerveza en el mundo, sólo por detrás de Guinea Ecuatorial y de Portugal, donde España exporta actualmente 44,9 y 43,8 millones de litros, respectivamente.
"A Guinea Ecuatorial exportamos cerveza por razones históricas -fue colonia española hasta 1968- y por ser un país que nos sirve como puerta de entrada al continente africano; a Portugal, por la proximidad geográfica que tenemos; y a China por la buena relación comercial que mantiene con España desde hace ya varios años. China es un mercado complicado, pero actualmente es todo un fenómeno para este sector", explica Jacobo Olalla, director general de Cerveceros de España, a elEconomista Alimentación.
Ese fenómeno ha hecho que muchas empresas españolas estén estudiando qué opciones tienen de ganar peso en el gigante asiático. Una de ellas ha sido Alfil Logistic, la sociedad participada por Damm -al 60 por ciento- y Renfe Mercancías, que prevé instalarse en Shangai el próximo mes de octubre para llevar la cerveza de origen catalán a los bares y tiendas de esa región asiática.
En concreto, la compañía que dirige Jaume Bonavía va a alquilar un centro logístico -almacén- y gestionar el reparto de la cerveza bajo demanda con el objetivo de dar soporte al crecimiento de Damm en China, donde el año pasado abrió una filial.
Mahou-San Miguel es otra de las cerveceras españolas que quiere mejorar su presencia en aquel país al que califica de "complejo" y al tiempo "retador". "En China somos cautos y queremos ir construyendo poco a poco", sostienen fuentes de la compañía a esta revista.
"No queremos lograr volumen a cualquier coste. En estos momentos, estamos trabajando en la construcción de una red de distribución con garantías porque el chino es un mercado donde el rol del distribuidor local es determinante", matizan las mismas fuentes.
Todo esto indica que la presencia de la cerveza española en China no ha tocado ni mucho menos techo y es previsible que su presencia siga incrementándose en los próximos años.
Sea o no así, lo cierto es que China ya ha desbancado a Reino Unido de la tercera posición en el ranking de los mayores importadores de cerveza española en el mundo. Los británicos son ahora los cuartos de esa clasificación, con unas importaciones de 31,9 millones de litros al cierre de 2016.
Dejando a un lado ese ranking, España exportó el año pasado un total de 2,4 millones de hectolitros de cerveza. Unas cifras que son un 261 por ciento más altas que las registradas hace justo una década.
El turismo: filón para el consumo interno
Además de éste, la cerveza española cerró el pasado ejercicio con otros récords que tienen mucho que ver con el incremento de turistas que visitan nuestro país.
Gracias al récord de turismo -más de 75 millones de turistas extranjeros visitaron España en 2016-, sumado a la buena climatología, la estabilidad fiscal y la generalización de un clima de confianza en la economía, el consumo de cerveza en España superó los 38,6 millones de hectolitros en el último año.
La mayoría del consumo se realizó fuera del hogar, en bares y restaurantes, con una cuota del 64 por ciento en volumen, que en valor representa el 86 por ciento.
En paralelo al consumo, el sector creció en producción y ventas de cerveza, registrando la mayor subida desde 2006, antes del inicio de la crisis económica. En 2016 las compañías cerveceras en España elaboraron 36,5 millones de hectolitros de cerveza, un 4,3 por ciento más que el año anterior, lo que posiciona a España como cuarto productor de cerveza de la Unión Europea.
Una posición que podría mejorar "si nuestro ritmo de exportaciones sigue como hasta ahora y si logramos frenar la importación de cerveza, que es sobre todo de marca blanca", explica Olalla.
Si se diesen ambos condicionantes, el director general de Cerveceros de España sostiene que nuestro país podría producir, en un plazo estimado de cinco años, más cerveza que Polonia y alcanzar así el podio europeo de los mayores productores de esta bebida, siempre y cuando, eso sí, las ventas de cerveza en el sector hostelero también sigan recuperándose, tanto por el efecto del turismo como por un posible aumento del consumo de los españoles.
Y es que a diferencia de muchos de nuestros vecinos, la cerveza es una bebida social que los españoles consumismos especialmente en un contexto social. De hecho, los datos de Cerveceros de España indican que su consumo en hostelería se reparte entre todos los días de la semana y en diferentes momentos del día, siendo la tarde, el aperitivo y las comidas los principales.
Además, su consumo está vinculado a la gastronomía, ya que hasta un 84 por ciento de los españoles suele acompañar su cerveza de algo de comer.
Bebemos menos que la media europea
Este patrón de consumo de cerveza mediterráneo tiene su reflejo en el dato de consumo per cápita en España, que es uno de los más bajos de la Unión Europea. Mientras en nuestro país ese consumo per cápita está cifrado en 46,4 litros, en Alemania esa cifra alcanza los 106 litros, en Irlanda los 80 litros y en Reino Unido los 67, según el último informe de The Brewers of Europe.
Eso sí, el consumo de cerveza en España es de los más altos de los países vitivinícolas del Continente. Frente a los 46,4 litros que cada español bebe de cerveza al año se sitúan los 31 litros que bebe cada francés o cada italiano cada ejercicio, según el mismo informe. "En España la cerveza tiene más competidores que en otros países. Tiene una doble competencia: la del vino y la de la industria de los refrescos", sostiene Olalla.
Precisamente para dar alternativas al consumidor, la industria cervecera de nuestro país ha reforzado su apuesta en los últimos años por la cerveza sin alcohol. Tanto es así que España es líder en producción y consumo de cerveza sin alcohol en la Unión Europea. Actualmente, más del 14 por ciento de la cerveza que consumen los españoles es de la variedad sin alcohol.
"El éxito que tiene la cerveza sin alcohol en España se debe a que se ha invertido mucho en ella y a que muchos de los consumidores de cerveza al consumirla no buscan beber alcohol, sino su sabor amargo y refrescarse; por eso, cuanto más sepa a cerveza mayor alternativa será para los consumidores", matiza Jacobo Olalla.
Consumidores que se muestran dispuestos a respaldar la innovación del sector a juzgar por el importante aumento de centros de producción que cada año se refleja en España. Los datos de Cerveceros indican que en 2007 en nuestro país había 32 centros de producción de cerveza -inscritos en el registro sanitario-, frente a los 132 que se contabilizaron en 2012 o a los 483 del último año. Muchos de esos nuevos centros de producción están especializados en la elaboración de cervezas artesanales.
Independientemente del tipo de cerveza que hagan, la aparición de nuevos centros de producción va ligado a la creación de empleo.
Actualmente, la cerveza contribuye a la creación de más de 344.000 puestos de trabajo, el 90 por ciento en el sector hostelero. Estos datos posicionan a España como el segundo país de la Unión Europea en el que el sector cervecero genera más cantidad de empleo, sólo por detrás de Alemania.
Por último, en materia de impuestos, la cerveza genera una aportación al Estado de más de 3.600 millones de euros, según Cerveceros. Del total, el 83 por ciento procede del consumo en la hostelería, la mayoría derivados del empleo generado por el sector.