Distribución

El cocinero vasco Carlos Posadas se incorpora al restaurante Piñera como socio inversor

Interior actual del restaurante Piñera, en Madrid.

El restaurante Piñera, que los empresarios asturianos Tino y Manuel Marrón inauguraron hace nueve años en Madrid en homenaje a la aldea en la que nacieron, ha incorporado como nuevo socio inversor al cocinero vasco Carlos Posadas, que estará también al frente de la oferta gastronómica.

La nueva etapa de Piñera comenzó a fraguarse el pasado mes de enero. Tras cerrar en 2015 una sólida etapa de 10 años en el Hotel Santo Mauro, el cocinero Carlos Posadas llevaba meses buscando espacios. "Quería hacer algo dinámico, sin corsés, ofrecer una cocina casera y a buen precio, pero no encontraba el lugar", cuenta Carlos. "El culpable fue Alfonso Gutiérrez; había trabajado conmigo y con Tino y nos puso en contacto. Cuando entré en Piñera lo vi claramente, visualicé tres espacios, diferentes pero unidos a la vez y vi la oferta asequible y dinámica que había que ofrecer, así que le comenté a Tino que era imprescindible el lavado de cara de la zona informal y ofrecer tres propuestas", añade.

Pero la reforma no se iba a quedar allí. "La idea original era mantener el criterio de calidad gastronómica y a ese cliente de medio día, y reforzarlo con una zona más desenfadada. Pero reformar la zona informal manteniendo la sala no tenía sentido. El espacio gastronómico se había convertido en una especie de oficina - restaurante en donde la gente venía a reunirse más que a disfrutar y en donde apenas había mujeres" añade María José Marrón, directora del restaurante. "Finalmente", confirma Tino, "comprendimos que había que apostar por crear un multiespacio en donde, en función del tiempo, nuestros clientes pudieran degustar nuestros platos de pie en la barra o sentados en la zona de tapas, en la sala o en nuestros dos reservados".

La cocina de Carlos

"La base de mi cocina es estructurada y sólida, se centra en el producto de temporada, con notas de la escuela francesa -que es la que nos ha marcado a mis compañeros de generación-, y con un matiz intuitivo, que me viene de siempre y que he heredado de mi madre. Encuentro enseguida el sabor y la esencia del plato. Estoy viviendo una etapa emocionante, mudando la piel y quedándome con lo mejor del pasado. Mi relación con Tino está basada en la confianza mutua, él sabe que vengo para quedarme. Ahora mismo, lo que más me apetece es dar de comer a un público joven que tiene curiosidad por las raíces de nuestra cocina y a la vez mantener al cliente ejecutivo que sigue siendo fiel a la casa. Acabamos de arrancar, la historia empieza ahora. Será el cliente el que decida donde quiere probar las codornices con berenjenas asadas; las tórtolas con lenteja pardina; el brioche de aceitunas con sardinas anchoadas o las pochas con cocochas en función del tiempo que tenga para hacerlo. Queremos dimensionar bien el producto para poder disfrutarlo en los tres escenarios y ofrecer una cocina fácil de entender, no queremos que haya que pensar para comer. Para nosotros, el discurso llega siempre después de la creatividad".

La reforma

La diseñadora de interiores Virginia Sánchez, junto con el responsable de obra Moisés García, han sido los responsables del proyecto de reforma y el pintor Peter Mamero ha intervenido en todos los espacios creando a partir de estucos metalizados infinitos estados emocionales, un verdadero manifiesto sobre la amistad y el amor tatuado en paredes, techos y en rincones insospechados del local.

Piñera hoy

La capacidad total del restaurante es de unas 120 personas distribuidas en cinco espacios: 50 en la sala; 25 en la zona informal; 20 en la barra, 12 en el privado de la primera planta y 15 en el reservado de la planta baja. El equipo lo integran 7 personas en cocina y 10 en sala. María José Jurado es la sumiller encargada de la sala y Tino y María José comparten ahora mismo la dirección del restaurante aunque está previsto que en los próximos meses María José tome las riendas del negocio.

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