Deutsche Bank

Las elecciones de EEUU abren una oportunidad de inversión en el sector de las infraestructuras

  • Donald Trump aboga por impulsar infraestructuras tradicionales
  • Joe Biden, por su parte, tiene un enfoque más 'verde' de los estímulos

El próximo 3 de noviembre los estadounidenses votarán al que será su nuevo presidente. Unas elecciones muy disputadas en las que, por ahora, el candidato demócrata Joe Biden lleva la delantera en las encuestas con una ventaja de 8 puntos. Donald Trump, el actual presidente y candidato republicano, llega a esta cita con una cuestionada gestión de la pandemia a nivel mundial y con las negociaciones sobre el nuevo paquete fiscal paralizadas hasta después de los comicios.

Esta cita estará marcada por el revuelo que está generando el voto por correo. El miedo al contagio ha incentivado la votación a distancia y, según la organización United States Elections Project, a mediados de octubre más de 10 millones de ciudadanos habían usado el servicio postal para votar, frente a los 1,4 millones que habían elegido esta opción en 2016 por las mismas fechas. Casi 80 millones de electores han solicitado esta opción. El líder republicano lleva meses criticando esta modalidad y ha llegado a amenazar con que el voto por correo convertirá los comicios en los "más fraudulentos de la historia".

En este contexto, cobran más importancia todavía los llamados estados bisagra. Cada estado entrega la totalidad de sus votos a un solo candidato, por lo que conseguir estados como Florida, que cuenta con 55 votos, es fundamental para los partidos. Hay estados que votan por norma general siempre al mismo partido en las elecciones, sin embargo, aquellos en los que el resultado fluctúa entre un partido y otro son los que en última instancia deciden quién gana. Como explican desde Deutsche Bank, "Trump ganó en 2016 con el cambio de color de seis estados. Ahora mismo Biden lidera las encuestas en los estados considerados como bisagra (Arizona, Colorado, Iowa, Kansas, Maine, Montana y Carolina del Norte), pero las diferencias se van reduciendo día a día".

El ganador no se conocerá hasta el 14 de diciembre que es cuando el Colegio Electoral, formado por los compromisarios, votarán por el presidente y el videpresidente. Así, el acto de investidura se producirá a mediados de enero. En cualquier caso, ya salga victorioso Trump o Biden, lo que está claro es que el paquete fiscal que se mantiene en espera se acabará aprobando y uno de los sectores más beneficiados será el de las infraestructuras.

Por el lado republicano, como recuerdan desde Deutsche Bank, "Trump no consiguió aprobar su programa de infraestructuras durante la legislatura actual, pues desde 2018 perdió el control de la Cámara de Representantes y dejó este programa atrás. Ahora puede volver a plantear el mismo, con un enfoque más hacia infraestructuras tradicionales, lo que favorecería a la industria pesada (grandes conglomerados industriales), a la industria aeroespacial y las petroleras".

Esta es una de las grandes apuestas del actual presidente, ya que en Estados Unidos la mayor parte de las infraestructuras fueron construidas entre 1933 y 1970, por lo que siguen funcionando más allá de la vida útil que se había estimado. La idea del gobernante pasa por estimular la creación de empleo mediante una gran inversión pública en infraestructura, una medida valorada en unos 2 billones de dólares.

En el caso de que fuese Joe Biden el que se llevase el gato al agua, las energías verdes saldrían reforzadas. Entre sus promesas más importantes destacan que Estados Unidos logre cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el 2050 o la incorporación al Acuerdo Climático de París. Donald Trump prometió durante la campaña electoral de 2016 abandonar el pacto por el clima, que consideraba perjudicial para la economía del país y, a principios de noviembre del año pasado, comunicó a las Naciones Unidas su decisión formal de abandonar el acuerdo.

Cómo aprovechar los estímulos

Una buena vía para que el inversor pueda aprovechar el impulso de las infraestructuras en el país norteamericano, independientemente de quien gane los comicios, son los fondos de inversión. Estos instrumentos financieros permiten acceder a una cartera bien diversificada por tipos de activos, países y sectores, con buena fiscalidad (se benefician del diferimiento fiscal), seguridad, liquidez y gestión profesional.

Es el caso del DWS Invest Infrastructure, un vehículo de renta variable con el que ganar exposición a sectores como el transporte, la energía o las telecomunicaciones. Precisamente, la renta variable estadounidense supone un 50% de la cartera. En DWS consideran las infraestructuras como activos esenciales. Su demanda es inelástica, lo que se traduce en un riesgo de precios limitado y es un sector que sigue creciendo en los mercados emergentes (Asia e India), dado que el universo de inversión abarca muchas posibilidades: distribución, petróleo, gas, almacenamiento y transporte, carreteras de peajes, puertos marítimos...

Por otro lado, teniendo en cuenta que el ESG (siglas en inglés de factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo) tal y como señalan desde Deutsche Bank "no es una moda, sino un cambio estructural a la hora de invertir", los vehículos con temática ESG también pueden verse favorecidos gane quien gane (más aún si es Biden). A este respecto, el DWS Invest ESG Equity Income se centra en invertir en compañías con muy buenas calificaciones ESG y atractivas en cuanto a la remuneración al accionista. Así, se tiene en cuenta que las empresas paguen de manera sostenida un alto dividendo, y/o que el dividendo se prevea que vaya a incrementarse y que esa retribución no comprometa la salud financiera de la compañía.

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