
Podría ser el comienzo de una carrera. La de hacerse con una de las pocas minas de oro energéticas que todavía están por explotar: la generación eólica en el mar. El Real Decreto 1028/2007 establece las reglas de juego para hacerse a la conquista del océano, una oportunidad de negocio que, aunque ya es una realidad en muchos países europeos -con una potencia instalada total de 1.000 MW y proyectos de más de 11GW planificados en toda Europa para antes de 2010, según el Centro Nacional de Energías Renovables-, todavía tiene mucho camino por recorrer en España.
Uno de los que no han querido perder cuerda y asegurarse una baza en la explotación de la energía eólica marítima ha sido el Estado, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Apenas unos días después de que se aprobase la nueva legislación, la SEPI adquiría el 10 por ciento de Ceowind, filial del grupo Capital Energy y promotora de este tipo de parques eólicos, llamados también offshore.
Todavía sin decidirse
En el otro lado están las empresas privadas españolas, que por ahora, y a pesar de la nueva legislación que arroja un poco de claridad sobre el sector, todavía no terminan de decidirse por encaminar sus estrategias hacia la línea del océano. Desde Iberdrola, líder en energías renovables, explican que por ahora no tienen intención de invertir en el mar y que prefieren seguir centrándose en los eólicos terrestres y, en menor medida, en las centrales minihidráulicas. Quien sí había dado un primer paso hacia el viento oceánico había sido Acciona, que en octubre del año pasado volvió a presentar ante la Junta de Andalucía su proyecto Mar de Trafalgar, tal y como publicó elEconomista.
Pero, según explican fuentes de la compañía presidida por José Manuel Entrecanales, "la tecnología y las condiciones han evolucionado mucho, así que habrá que volver a estudiarlo de nuevo". Además, desde la compañía añaden que "en cualquier caso, tenemos claro que nos queremos mantener ahí, la energía eólica es una de nuestras grandes áreas de negocio".
Inversión extranjera
Y si el capital nacional todavía no se lanza a dar el paso definitivo e invertir en el mar, quienes sí lo hacen son algunos gigantes eléctricos presentes en nuestro país, como es el caso de la alemana E.ON. Además de su voluntad de seguir ganando posiciones en nuestro país, la compañía tiene claro que el offshore jugará un papel protagonista en los próximos años. De hecho, los alemanes ya están trabajando en el mayor parque eólico marítimo del mundo, que tendrá unos 1.000 MW de potencia y estará situado en el estuario del Támesis, en el Reino Unido.
En cualquier caso y volviendo a España, para que todos los proyectos lleguen a buen puerto habrá que esperar a que, tal y como especifica el Real Decreto, el Gobierno determine cuáles son las áreas de la superficie marítima española más convenientes y susceptibles de explotación.
Según fuentes del Ministerio de Industria, los datos que darán el empujón definitivo a la energía eólica marítima deberían llegar este mes de julio, aunque los planes se han enfrentado a continuos retrasos. Y aunque la última palabra la tendrá la Administración, sí hay algunas zonas del litoral español que tienen bastantes papeletas para convertirse en la tierra prometida de los kilowatios. En un informe sobre el potencial de las energías renovables en nuestro país, Greenpeace ve como caballos ganadores al litoral norte, Levante y la costa andaluza.
Según concreta este estudio, la Comunidad Valenciana podría llegar a tener una potencia de hasta 52,15 GW, mientras que Galicia y Andalucía podrían alcanzar 30,61 y 28,34 GW, respectivamente. En total, España podría albergar hasta 164.760 MW de potencia basada en el viento del mar.
Para que esto se haga posible, primero habrá que determinar las condiciones que tendrán que cumplir los interesados.