Desarrollo sostenible

Contadores de agua 'inteligentes' que avisan cuando se produce una fuga

Aqualia implanta en Almería un sistema piloto que ya funciona en otras regiones. Foto: Archivo
En el mundo se consumen, de media, 170 litros de agua por persona al día. En el África más pobre, diez litros. En el otro extremo del consumo, Estados Unidos, cada persona gasta unos 600 litros diarios.

Aqualia es una filial de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) dedicada a gestionar el ciclo del agua: la recoge (de la lluvia, de los ríos, del mar...), la limpia, la potabiliza, la almacena y la lleva a casa. Entre sus clientes hay 30 ayuntamientos de toda España, aunque también suministra en Chequia, Italia y China, entre otros países.

Pérdida de agua

Una de las preocupaciones de las empresas que se dedican a este negocio es que no se pierda agua, es decir, evitar las fugas o, al menos, detectarlas y detenerlas. Porque no siempre son visibles: una fuga interna en el jardín de un chalé no se aprecia en la superficie, y puede durar días.

Hay fugas que han llegado a costar hasta 3.000 euros al cliente. Pero no es sólo que el escape cueste dinero; además supone perder un bien que no se puede fabricar.

Según explica Juan Pablo Merino, director general de Marketing de Aqualia, la compañía está implantando un sistema piloto en la ciudad de Almería. Han puesto en marcha 500 contadores inteligentes, y si el resultado es bueno, los llevarán a otras ciudades.

El sistema utiliza una tecnología americana basada en la telefonía móvil. Cuando el consumo de agua es excesivo, lo que probablemente se debe a una fuga, el contador emite una señal que avisa a la empresa.

Desde Aqualia explican que ya hay otras firmas españolas que lo emplean y asegura que "es el futuro. Al cliente le saldrá algo más caro, pero es el futuro".

El gran desconocido

"Todo el mundo piensa que al abrir el grifo el agua sale, sin más -señala Merino-. El ciclo integral del agua es un gran desconocido. Por ejemplo, no se sabe la problemática que tiene conseguir que la misma agua que usamos para ducharnos sea potable".

Además, añade que los consumidores tampoco saben lo que pagan por el agua: "En cambio, sí recuerdan lo que les cuestan la luz y el gas. El motivo es que el agua es baratísima: un litro de agua mineral cuesta 0,50 euros; eso es lo que valen 1.000 litros de la del grifo, que también es potable".

De toda el agua del mundo, sólo es utilizable el uno por ciento. La del mar, explica Merino, necesita la tecnología para ser desalada, y "aquí tendremos que acabar haciéndolo". Otra buena parte está congelada, en los polos.

Aqualia quiere concienciar a los usuarios para que no derrochen el agua, y para ello ha puesto en marcha varias campañas. Qué contradicción: casi todas las empresas viven para que sus clientes consuman más y más; pero éstas, como las tabaqueras, tienen que pedirles que se controlen.

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