
El yute, la patata, la zanahoria y el chocolate llegan a los circuitos de competición de la Fórmula 3 (F3) en forma de monoplaza. El coche, que debutará este otoño en la competición oficial de F3 inglesa, es cien por cien renovable y ha sido desarrollado a base de vegetales y materiales reciclados por el Instituto Tecnológico del Plástico de Valencia, Aimplas, en colaboración con la Universidad de Warwick, (Inglaterra, Gran Bretaña).
El prototipo, bautizado con el nombre de WorldFirs, funciona con chocolate. Pero que no se preocupen los amantes del cacao, ya que, en principio, las reservas no están amenazadas. Para la fabricación del combustible se utiliza grasa del chocolate, los excedentes de fábrica y los productos caducados.
Con 40 litros de cacao en el depósito, el monoplaza alcanza los 250 kilómetros por hora, lo que permite competir en igualdad de condiciones con los monoplazas tradicionales, según aseguró Enrique Díaz, responsable de Composites en Aimplas y responsable de este proyecto.
Carrocería de patata
En este coche vegetariano se pueden encontrar todos los ingredientes para hacer una menestra de verduras. Por ejemplo, el volante está hecho con zanahorias, la carrocería se ha fabricado a partir de los polímeros que vienen de la patata y los asientos contienen una gran cantidad de soja.
Los vegetales y hortalizas, con los que están hechos el chasis y la carrocería del vehículo, sustituyen la fibra de carbono y el kevlar en el cuerpo del coche. Parte de las piezas están hechas con fibra de carbono reciclado y otras, como la diseñada por Aimplas, con tejido de yute. "El coche se podría haber hecho sólo con tejido de yute, pero queríamos probar también la resistencia de los materiales reciclados", explicó a este diario el responsable del proyecto en España. En concreto, Aimplas ha desarrollado el difusor aerodinámico del coche -la pieza delantera-, y, además de yute, han empleado una resina procedente del aceite de soja para su creación.
Motor diesel
Otra de las novedades que presenta este monoplaza vegetal es el motor. A diferencia de los motores tradicionales de competición, el WroldFrist es diésel -los monoplaza de F3 funcionan con motores de gasolina de explosión-, lo que le permite utilizar biocombustibles de origen vegetal, reduciendo las emisiones de CO2.
Su sistema de escape no contamina en absoluto. Al contrario, mientras rueda sobre el asfalto limpia el aire gracias a la incorporación de un catalizador que elimina el CO2 de la atmósfera. Una purificación que constituye su mayor aporte medioambiental.
De momento, será difícil llevar esta tecnología al mercado de consumo por lo caro que es fabricar cada una de las piezas. Por ejemplo, la pieza desarrollada por Aimplas cuesta unos 4.000 euros.
Procesos sostenibles
El objetivo principal de este proyecto es demostrar que "es posible construir un coche que cumpla los requisitos de los circuitos de competición con materiales renovables y, que, a su vez, no sólo no contamine, sino que limpie el aire", explicó el responsable de Composites de Aimplas. A su vez, el Wro- ldFrist demuestra que es posible reducir la dependencia del petróleo para la fabricación de polímeros -presentes en la fibra de carbono-, apostando por procesos productivos más sostenibles.
El prototipo se presentó el fin de semana pasado en la playa de la Malvarrosa con motivo del "Gran Premio Telefónica de Europa de Fórmula 1", en el Valencia Street Circuit.