La línea que separa el éxito del fracaso es muy fina. Son varios los deportistas de élite que han traspasado estos límetes, y han terminado perdiendo sus fortunas por culpa de sus excesos y excentricidades.
Un claro ejemplo de deportista de éxito venido a menos es el del excampeón del mundo de los pesos pesados, Mike Tyson. El púgil norteamericano ganó gracias a su triunfal carrera una fortuna valorada en 3.000 millones de dólares. Pero una mala gestión de sus bienes, unido a su adicción a la cocaína y a sus problemas con la justicia -acusado de violación- provocaron que en 2003 reconociera que había contraído una deuda de 27 millones de dólares.
Iván Zamorano también admitió sus problemas económicos. El delantero chileno que militó en clubes como Real Madrid o Inter durante sus 15 años como profesional. Sufrió en 2014 el embargo de dos casas y un coche por el impago de dos créditos que contrajo con bancos chilenos. El importe total de la deuda ascendió a 2,5 millones de euros.
El mundo del atletismo también se sobrecogió con el testimonio de la velocista Marion Jones quien aseguraba que sólo disponía de 2.000 dólares en efectivo. Una ruina económica que se produjo cuando Jones fue acusada de dar positivo por EPO. La norteamericana que llegó a ingresar hasta 80.000 dólares por carrera, sufrió el embargo de varias de sus propiedades en el año 2007 .
La NBA tampoco se libra del declive financiero de una de sus estrellas. El polémico jugador de los Sixers, Allen Iverson, pasó de envolsarse cerca de 154 millones de dólares, durante sus 14 años como profesional, a la ruina al término de su exitosa carrera. Además, en el año 2013 la exmujer del escolta le exigió el pago de 1,3 millones de dólares para la manutención de su hijo.