El empresario Amadeo Salvo salió de la presidencia del Valencia el 1 de julio de 2015 y a partir de ahí empezó a pensar en su nuevo proyecto futbolístico: la UD Ibiza. Un club que no pasaba por su mejor momento económico y deportivo, pero que con la ayuda de Salvo se ha reflotado y se ha convertido en uno de los proyectos más ambiciosos del fútbol español.
Salvo pagó la deuda del Ibiza (cerca de 50.000 euros) con la Federación Española y Balear y se hizo con el club en 2015. "Estaba en el barco con mi familia y unos amigos y vimos que existía esa posibilidad. Acababa de terminar en Valencia y lo vimos como una idea que nos ilusionaba".
"Ibiza es una de las marcas potentes del mundo. Imagínese el equipo del Ibiza en Primera División comparado con lo que es, por ejemplo, Villarreal. ¿Invertir aquí? Es lo que hemos decidido y será bueno para todos. Power Electronics (de la que es presidente) invierte y colabora con muchos clubes de Valencia, pero ahora hemos decidido dar un paso diferente e invertir en la isla los próximos diez o doce años", explicó Salvo en Superdeporte.
Este pasado verano, Salvo se lanzó a comprar la plaza del Lorca en Segunda B y se adelantó a Jaén y Cádiz B y abonó 483.000 euros para dejar al Ibiza en la tercera máxima categoría del fútbol español, enmarcado en el grupo IV. "Era complicada por la inversión que había que hacer. Valoramos los pros y los contras, y había muchos contras porque es una situación arriesgada, al final del mercado y con la pretemporada iniciada. Pero también había muchos pros; es acelerar un proyecto en el que estamos muy comprometidos. Tras valorarlo mis hermanos y yo decidimos que teníamos que hacer este esfuerzo por la institución, la ciudad y la isla", manifestó.
A partir de ahí, el proyecto del Ibiza no ha parado de crecer. Salvo contrató a Andrés Palop como nuevo entrenador, que se forjó en Segunda B con el Alcoyano, y después se lanzó a por Marco Borriello, exfutbolista de Milan, Juventus y Roma, entre otros, convirtiéndose en el fichaje mediático del club. Después lo intentó con Cassano, pero no pudo ser. Finalmente trajeron a Armenteros, de sobra conocido por su paso en el Sevilla, Rayo Vallecano y Osasuna, entre otros.
Dinero llama a dinero
El espaldarazo mediático que ha conseguido el club con el fichaje de Borriello ya se empieza a notar. Patrocinadores llamando para invertir, futbolistas retirados que quieren volver a jugar o empresarios mirando lo que sucede en la isla son algunos casos con los que empezará a lidiar Salvo. De hecho, en Italia, tras el boom que ha supuesto el fichaje de Borriello, sueñan con que el Ibiza sea el nuevo Mónaco.
"Allí todos nos empujan. Para mi país (Italia), Ibiza es algo más que una isla mágica. Es un deseo. Algo muy grande. Yo quiero seguir aquí en la dirección cuando acabe de jugar... pero aún tengo goles que marcar", comenta Borriello en unas declaraciones para Marca. Todo esta ilusión también se ve reflejada en los aficionados del Ibiza. En los partidos han pasado de tener 40 aficionados a 2.000. Además, se ha reactivado un plan de abonos y la camiseta del club empieza a venderse como un souvenir en muchas tiendas de la isla.
No todo es de color de rosa
Aunque este proyecto tiene muy buena pinta, lo más importante en estos momentos son los resultados deportivos (un caso parecido al Valladolid de Ronaldo Nazario). Y todo pasa por ascender a la división de plata o, como malo, mantenerse. Un descenso sería terrible para Salvo y compañía. Ahora mismo, el equipo dirigido por Palop solo ha ganado dos partidos de ocho y está en descenso con ocho puntos. Los puestos de promoción están a seis.
Aparte de esto, para que el Ibiza sea aún más grande necesita cambiar el césped, ya que en la actualidad cuenta con uno artificial impropio para la entidad. No solo por imagen, sino también por salud, ya que provoca dolores en las articulaciones.