
Si escuchamos a alguien referirse a un "murciégalo" en lugar de un "murciélago", o de "vagamundo" en vez de "vagabundo", no es necesario interferir la conversación y avisarle para que rectifique, la Real Academia Española (RAE), máxima institución de la regulación lingüística ha decidido dar validez al uso de ciertos vulgarismos y coloquialismos.
Este debate sobre el uso y aceptación de ciertas palabras se inició cuando la RAE incluyó palabras como "asín" (por así), "cederrón" (por CD-ROM), "güisqui" (por whisky), "bacón" (por panceta), "almóndiga" (por albóndiga), "vagamundo" (por vagabundo), "murciégalo" (por murciélago), "toballa" (por toalla) y "crocodilo" (por cocodrilo).
La RAE ha decido explicar a través de su cuenta de Twitter los motivos por los que son válidos este tipo de términos, como por ejemplo "murciégalo":
#RAEconsultas «Murciégalo» es la forma primigenia y más cercana a la etimología. Figura ya en el primer diccionario académico (1734).
? RAE (@RAEinforma) julio 29, 2015
#RAEconsultas Esta voz procede del latín «mus, muris» ('ratón') y «caecÅlus», diminutivo de «caecus» ('ciego').
? RAE (@RAEinforma) julio 29, 2015
Además desde la RAE se señala que, el objetivo, es abarcar al máximo número de hispanohablantes en la aceptación de estos términos. Aunque para que tengan validez este tipo de palabras se tiene que encontrar un uso de estos términos de entre seis o siete años para que no se considere temporal.