
La nube ha supuesto una auténtica revolución en el sector de las TI y ha ofrecido a las empresas una alternativa a las TI tradicionales basadas en infraestructuras locales. Para algunas cargas de trabajo la nube es la clave mientras que para otras, especialmente aquellas preocupadas por la seguridad, por los requisitos de cumplimientos regulatorios o con requerimientos de altas cargas de trabajo, ya sean de cómputo o almacenamiento, los equipos dedicados e instalados localmente son la respuesta.
Los directores de tecnología (TI) han de lidiar constantemente con la discrepancia entre asegurar la capacidad de TI para responder a los requerimientos de su negocio y la limitación de las inversiones asociadas en TI, ya que éstas suponen salidas de capital que no siempre son fáciles de justificar a su dirección financiera. Es decir, a menudo se enfrentan a la tesitura de no encontrar el equilibrio entre la capacidad que necesitan y la que realmente tienen.
Esta ausencia de consonancia pone en peligro la habilidad para responder a nuevas oportunidades. Por un lado, pueden plantear escasez de recursos de TI que a veces comprometen el servicio e impactan en el negocio y en otras ocasiones implica una falta de agilidad en la respuesta a nuevos requerimientos planteados; o bien tienen demasiada capacidad, lo que al final implica que los activos de la compañía están infrautilizados y se tiene paralizado capital de la compañía que no proporciona retorno o valor.
Para lograr la mejor combinación entre agilidad operativa y sistema asequible para las cuentas corporativas, son cada vez más empresas las que están apostando por las TI híbridas. De este modo, se logra combinar las ventajas de la nube y la infraestructura de TI local.
Las grandes ventajas que aporta la nube pública son flexibilidad y escalabilidad. La infraestructura local presenta las ventajas de seguridad, control y propiedad, pero conlleva la responsabilidad de gestionar y planificar la capacidad de TI para dar respuesta a su negocio. Pero hay una alternativa ante este dilema: las TI híbridas se pueden beneficiar de lo mejor de los dos mundos.
Aunque la nube pública tiene sus desventajas, como pueden ser la preocupación por la privacidad, la conformidad, la seguridad, la latencia, la localización o el control; la combinación con cargas de trabajo que queden bajo el paragüas de la empresa hace que se puedan gestionar mejor los recursos de forma flexible. Este sistema permite a las compañías estar siempre preparadas para los cambios en la demanda, ya sea un pico estacional del tráfico de su sitio web o una nueva aplicación empresarial que crezca rápidamente.
La gran ventaja: pagar sólo por lo que se usa
Uno de los sistemas pioneros en desarrollar esta nube híbrida lo ha desarrollado Hewlett Packard con su programa HPE Flexible Capacity, un modelo que permite aprovisionar capacidad en cuestión de minutos desde un búfer listo para su uso ubicado en la infraestructura de su centro de datos. ?Es como una experiencia de nube pública para las TI locales, libre además de ciclos de adquisición que duran meses y de costes de capital iniciales?, explican desde la compañía para aclarar cómo es su sistema.
Además de la rápida respuesta y la flexibilidad, la principal ventaja de este tipo de estructuras es que la empresa sólo paga por lo que usa. La forma tradicional de adquirir infraestructura de TI a menudo provoca el aprovisionamiento de más o menos capacidad de la que necesitan. Por ejemplo, puede gastar dinero en capacidad no utilizada para gestionar el crecimiento inesperado, luchar por responder a la demanda cuando no dispone de suficiente capacidad, o enfrentarse a ambas situaciones.
Más allá de proporcionar recursos de TI locales con la flexibilidad de la nube pública, sacando el máximo partido a los recursos económicos invertidos, otra ventaja añadida de este tipo de servicios es que bajo un mismo marco contractual ofrecen información personalizada, tanto de los sistemas instalados localmente como de los consumidos en la nube pública estando bajo el control corporativo en todo momento. Adicionalmente, la posibilidad de desbordamiento de tareas fuera de la infraestructura propia y local hace que aumente la agilidad y seguridad en la respuesta de las TI en caso de picos de demanda o de requerimientos nuevos de negocio, reduciendo costes, tiempos de adquisición y puesta en marcha de servicio y el consiguiente riesgo para la empresa.
Y es que propuestas como HPE Flexible Capacity proporcionan gran flexibilidad en el tratamiento contable, ya que dependiendo como se configure el servicio puede ser considerado como OPEX o CAPEX, proporcionando flexibilidad en nuestro TI como servicio: local o desde la nube pública según convenga. En definitiva, lo mejor de ambos mundos, permitiendo mantener cargas de trabajo claves in situ para reducir la latencia y aumentar la seguridad, la privacidad, el cumplimiento normativo y el control, sin renunciar a un coste óptimo y a una flexibilidad y agilidad propios de la nube pública.