Construcción Inmobiliario

Estafas en el alquiler: el caso del doctor Mol y su ático de lujo por un precio irrisorio

Imagen del supuesto ático del doctor Mol.

Un supuesto doctor residente en Hamburgo alquila su ático de lujo en el centro de Madrid por un precio irrisorio. Está dispuesto a viajar desde Alemania para enseñar el piso, pero como garantía pide un pago de 2.000 euros al futuro inquilino. El piso se publica en diferentes portales inmobiliarios en internet, aunque la realidad es que la vivienda no está en alquiler y, de efectuarse el pago, el ingenuo inquilino habrá sido víctima de una de las estafas más extendidas en los últimos años

El doctor Holger Mol es un hombre de éxito. Después de tantos años dedicado a su carrera como fisioterapeuta, al fin le llegó su oportunidad de oro con la apertura de su propia clínica privada en uno de los mejores barrios de Hamburgo. Antes, durante su periodo de especialización, llegó a vivir durante dos años en un ático de lujo en el centro de Madrid. Es aquí donde empieza la oscura historia del otro señor Mol.

Anuncio de alquiler del ático que supuestamente pertenece a Holger Mol.

Cuando la apertura de la clínica en Hamburgo se convirtió en una realidad, el supuesto doctor tuvo que mudarse a Alemania y decidió alquilar el piso de Madrid desde allí. Viendo cómo están subiendo los precios del alquiler en la ciudad, no parece una decisión nada descabellada. Sin embargo, sí parece descabellado lo que nuestro doctor pide por su ático de lujo de 110m2, dos habitaciones y plaza de garaje en el barrio de Almagro. Apenas 1.000 euros al mes con todos los gastos pagados. Se trata de la primera pista que nos hace pensar que quizás el piso no es lo que parece y que nuestro supuesto arrendador no es en realidad el señor Holger Mol.

El ático se alquila a través de diferentes portales inmobiliarios en internet. Sin duda es el piso que más destaca entre todos los demás, por el increíble aspecto que muestran las fotos y por el precio que se pide. Decidimos probar suerte y contactamos con el propietario, el supuesto señor Mol, a través del anuncio publicado en milanuncios.com.

Al día siguiente recibimos su primer correo. Holger Mol cuenta que ya se ha instalado en Hamburgo y que busca un inquilino responsable. Nos envía más fotos y pide una descripción personal, además de otros datos como el nombre completo y la situación laboral del interesado en el piso. Por su parte, recibimos una fotocopia de su pasaporte y un enlace al sitio web de su clínica en Hamburgo, donde se puede comprobar su currículum, los servicios que ofrece y, más interesante aún, la dirección exacta de la clínica. Justo una dirección que aparece borrada en el servicio street view de los mapas de Google (extraño, ¿no creen?).

La confirmación de la estafa llega finalmente cuando descubrimos que el supuesto doctor pide una reserva anticipada de 2.000 euros a través de fotocasa.com, para asegurarse del interés por el piso, y así no hacer el viaje desde Alemania en balde. En este momento se activa otra maquinaria: la de los supuestos correos de verificación enviados por fotocasa.com. En estos correos, enviados desde una cuenta falsa del conocido portal inmobiliario, se comunica que la vivienda del señor Mol ha sido verificada y que se debe hacer el pago, mediante transferencia, a un número de cuenta que se especifica en el mismo correo. El método: supuestamente fotocasa.com guarda el dinero hasta que el interesado confirme que ha tenido una reunión con el arrendador y que acepta el contrato. El problema: no estamos contactando realmente con fotocasa.com, así que el dinero irá directamente a la cuenta del estafador. Con el dinero en su poder, probablemente ya no volveremos a tener noticias de él, o, peor aún, nos citará para ver el piso y nunca aparecerá.

Extracto del correo recibido del doctor Mol.

Este tipo de estafa, conocida con el nombre de "pago por adelantado", ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años, especialmente a partir del boom de los alquileres vacacionales y la generalización de los contratos efectuados a través de portales web, donde los estafadores encuentran mayor impunidad. "El estafado no obtiene prácticamente ningún dato del estafador, sólo una dirección de email y un nombre falso, ya que nunca permiten el contacto por teléfono o en persona", comenta Raquel García-Quismondo, abogada en la Asesoria Quismondo y Asociados. De esta forma, es muy difícil perseguir al estafador una vez se ha producido el engaño.

Una situación muy similar vivió Cristina Pueyo, residente en Madrid, cuando buscaba un piso en alquiler para instalarse en la capital. El piso elegido resultó ser un anuncio fraudulento publicado en el portal web enalquiler.com. Una vez contactado con el anuncio, se activó el mismo proceso: el falso propietario explica que vive en Roma y pide una reserva previa para enseñar el piso. En este caso, la transferencia se efectúa, supuestamente, a través del sitio web homeaway.es, a un número de cuenta cuyo titular es Vicenzzo Valentino, que coincide con el nombre de una tienda de trajes localizada en Brasil.

Como se puede intuir, los correos habían sido enviados por una cuenta falsa de homeaway.es, del mismo modo que nos había ocurrido con los correos de fotocasa.com en el caso del falso señor Mol. Consultado a fotocasa.com por este hecho, confirman que la cuenta es falsa y que, en cualquier caso, ellos nunca envían un número de cuenta bancaria por correo. Los pagos a través de este portal web siempre se efectúan en un sitio web habilitado, esto es, mediante una pasarela de pago online.

Transferencia realizada por Cristina Pueyo.

La mayoría de casos de estafa de este tipo se acaban archivando por la dificultad de localizar al estafador. "El problema aquí es que el afectado puede documentar el delito, pero no hay persona a quién se le pueda atribuir", comenta María Emérita Rodríguez, abogada. En muchos casos los afectados o afectadas no están dispuestos a asumir más costes para garantizar que la investigación judicial siga adelante. Además, muchas veces se trata de grupos organizados que no dejan rastro en la red. "En internet, los criminales siempre van por delante de las fuerzas de seguridad y de la justicia, que tiene que actualizar la legislación vigente frente a este tipo de delitos", idea en la que coinciden tanto García-Quismondo como Rodríguez.

Aún así, en caso de localizar al estafador, "éste se enfrentaría a un delito de estafa inmobiliaria, que según la gravedad podría llegar a suponer hasta seis años de cárcel", pero también a delitos de suplantación de identidad, explican las abogadas. De hecho, es probable que el doctor Holger Mol exista en realidad, pero sin duda no es la misma persona que nos ha intentado estafar.

Consejos para no caer en una estafa

Los falsos propietarios que llevan a cabo este tipo de estafas utilizan fundamentalmente tres mecanismos: ganar la confianza del futuro inquilino, establecer un contacto directo únicamente a través de correo electrónico y exigir un pago antes de visitar la vivienda. Si conocemos estos mecanismos y los ponemos en duda, probablemente no caeremos en la estafa. De entrada, no debemos creernos lo que nos comentan si no tenemos pruebas que lo demuestren, y nunca pagaremos por adelantado por un piso que aún no hemos visitado.

Este tipo de anuncios suelen caracterizarse por mostrar un piso magnífico en una buena zona a un precio muy por debajo de la media. Además, hay que desconfiar de un portal web que nos envía un número de cuenta bancaria a través de correo electrónico. Como hemos visto, es casi seguro que los sitios web oficiales te redirijan a una pasarela de pago, y es poco probable que te pidan efectuar una transferencia.

Un ejercicio muy interesante, si está dentro de nuestras posibilidades, es ir directamente al edificio donde supuestamente se encuentra la vivienda. En algunos casos, la fachada y la estructura del edificio coinciden sorprendentemente con las imágenes del anuncio. Si es así, nos queda otra opción: preguntar por nuestro supuesto propietario al portero del edificio, si lo tiene.

Esto es exactamente lo que hicimos para comprobar si el supuesto doctor Holger Mol era el propietario del ático que quería alquilar. Las imágenes coincidían casi totalmente con la fachada y la forma del edificio. Entramos y preguntamos al portero. Nadie había oído hablar nunca de un señor llamado Holger Mol.

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