
El Ministerio de Fomento ha dado un paso más en su objetivo manifestado por el ministro Íñigo de la Serna por restar peso al precio frente a la parte técnica en las licitaciones públicas. Su departamento ha diseñado los nuevos pliegos de contratación en carreteras y los ha remitido a la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), que tiene que dar su visto bueno previo paso al consejo de ministros, según señalan fuentes conocedoras del proceso.
La nueva fórmula de contratación de la Dirección General de Carreteras (DGC) afecta a los contratos de obras, conservación y servicios y contempla un estrechamiento de la curva para establecer las bajas así como una nueva metodología para calcular la temeridad. El modelo se basa en el de Puertos del Estado, según explican las fuentes consultadas. El objetivo final es limitar las bajas. Una meta compartida en todo el ministerio y por la que Adif, cuyas contrataciones registraban los mayores descuentos, ha sido el primero en modificar sus pliegos.
La nueva fórmula de la DGC, en todo caso, no está cerrada y está sujeta a los cambios que puedan instar la IGAE, organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, en connivencia con Fomento. El planteamiento inicial mantiene la proporción global entre la oferta económica y la técnica actual, que se sitúa en el 70 y 30%, respectivamente, en el caso de las obras, y en el 60-40% en el de conservación. Los cambios se producen en la puntuación que se otorga a la oferta económica más alta (la más cara), que en lugar de los 0 puntos que recibía hasta ahora obtendrá 60 puntos, mientras que la más baja conseguirá 100 puntos. De este modo, la distancia entre una y otra se reduce, por lo que, al contrario que en los pliegos vigentes, se desincentivan las propuestas más baratas.
Cálculo de la temeridad
Además, los nuevos pliegos contemplan el escalonamiento para el cálculo de la temeridad, que es el límite a partir del cual las Administraciones Públicas no pueden adjudicar por el riesgo de incumplimiento por parte de la empresa en cuestión. Hasta ahora, se fijaba por la baja media de referencia (el promedio de todas las ofertas) más 2,5 puntos en el caso de los contratos de conservación y más 5 puntos en el de obras.
En la nueva propuesta se aplica una fórmula escalada de forma que: cuando la baja media es un 20% inferior al precio base de licitación, la temeridad se calcula dividiendo 100 entre la baja media. Así, si la baja es 20, la temeridad sería la baja de referencia (20) más 5 puntos (100/20=5); cuando la baja media se sitúa entre el 20 y el 30%, la temeridad se calcula dividiendo 100 entre la baja media por 1,5. Así, si es 25, se sumarían 2,66 puntos [100/(25x1,5)=2,66]; y cuando la baja media se sitúa por encima del 30%, la temeridad se calcula dividiendo 100 entre la baja media por 2. Así, si la baja es 40, se sumarían 1,25 puntos [100/(40x2)=1,25].
Todo ello está orientado a restar peso a la oferta económica frente a la técnica y evitar así las excesivas bajas en las contrataciones, tal y como demandan desde el sector de la construcción e ingeniería.