
"Hay un señor que querría desayunar contigo porque quiere facilitar cosas", le espetaba un intermediario a Artur Mas en una llamada fortuita en 2009, a lo que él contestaba con un sí interesado y avezado. "Es un señor que conoces mucho, de Terrassa, que no quiero decir su nombre por teléfono, pero es controvertido, ¿vale?", reiteraba el conseguidor; "Ah, sí", respondía sabedor el entonces jefe de la oposición en el Parlament.
El intermediario no era otro que el secretario de la Presidencia durante los gobiernos de Jordi Pujol, Lluís Prenafeta. En ese momento, y tal y como confesó este martes durante el juicio por el caso Petroria, Prenafeta se dedicaba a utilizar su extensa agenda de contactos para conseguir adjudicaciones de obra pública para empresas. De estas concesiones, se llevaba comisiones ilegales "del 3 o el 4%, según el precio de mercado", añadía frente a la fiscal Ana Cuenca durante su comparecencia.
En la llamada, desvelada por la Fiscalía después de que el ex secretario dijera "no recordar" haber llamado a Mas, Prenafeta proseguía, "bueno, él (el empresario 'controvertido') dice que quiere... en fin. Entonces, tu dime que día te va bien desayunar en un sitio discreto", a lo que Mas asentía, "Perfecto, perfecto, muy bien. ¿Te llamo? Te llamo en un minuto con la agenda delante".
¿Quién es el empresario?
El empresario 'controvertido' es Lluís Casamitjana, presidente de la constructora Espais, ya extinguida. A pesar de haber desaparecido, era una de las históricas del sector en Barcelona, nacida en 1922. Según el auto del juez Garzón, Casamitjana y Singla (presidente de Proinosa) pagaron comisiones para conseguir solares recalificados e incrementar el número de metros cuadrados de techo que se podían construir en ellos y de esta forma lograr más beneficios.
El grupo inmobiliario de Casamitjana hizo fortuna construyendo las viviendas que alojaron a la llegada de emigrantes procedentes del sur durante la década de los 50 en el cinturón industrial de Barcelona. La estrategia a partir de los ochenta cambió, y en sus operaciones siempre daba entrada a un socio financiero, que a finales de los 90 fue Iberdrola, y que a partir de 2004 sería Caixa Catalunya. El crecimiento de Espais, según el auto de Garzón, está salpicado de trampas. Casamitjana, a través de una sociedad mixta con Procam (la inmobiliaria de Caixa Catalunya) presuntamente pagó una comisión de 1,4 millones a los ex cargos políticos de CiU, Lluís Prenafeta y Macià Alavedra, que mediaron en la recalificación de un solar en el frente marítimo de Badalona.
Todos estos supuestos, reflejados en el auto del año 2009, vieron la luz el martes. Aunque Prenafeta intentó desvincular a Mas de la llamada, diciendo que en el encuentro "sólo hablaron de fútbol y economía", acto seguido confesó que él cobraba comisiones y que llegó a evadir 14,9 millones de euros (véase apoyo). Durante la llamada, Prenafeta también aludió al dirigente convergente, Germà Gordó, uno de los hombres de confianza de Mas. Gordó es acusado de ser el "recaudador" del partido en la investigación abierta por el Juzgado de El Vendrell en el caso 3% de financiación irregular de CDC.
La relación de Prenafeta y Mas viene de lejos. A finales de los ochenta, el que era brazo derecho de Pujol ofreció al entonces jóven Mas un lugar en su empresa familiar, Tipel. A pesar de un inicio brillante, a principios de los noventa el grupo acabó quebrando.
15 millones de euros
Es la cantidad que Prenafeta confesó el martes haber evadido a Hacienda. Prenafeta se enfrenta a una petición de pena de prisión de seis años y diez meses y al pago de una multa de 13,7 millones de euros por su presunta participación en las llamadas operación Niesma y operación Badalona. Al igual que ya hizo Macià Alavedra, Prenafeta ha reconocido los hechos que le imputa el Ministerio Fiscal, que sostiene que ambos cobraron comisiones ilícitas por valor de cerca de 800.000 euros cada uno.