
Ocine, empresa gerundense de exhibición cinematográfica, nació en un local de baile en Olot y, 75 años después, dispone de más de 200 salas por toda España. Y no solo en territorio nacional, sino que están consolidando su presencia en Francia: a principios de marzo, abrieron su tercer multisalas en el mercado galo.
Su intención es seguir expandiéndose por Francia e internacionalmente, aunque tienen el foco en España. De hecho, tienen aperturas previstas para el segundo y tercer trimestre de este año, respectivamente, en Castellón de la Plana y en Alcorcón.
Lo que atrajo a los hermanos Agustí –la generación que actualmente dirige esta empresa familiar- del mercado francés es que su cultura está impregnada de cine. "Francia es el primer mercado europeo en cine. Lo tienen muy interiorizado. Les encanta y lo tratan muy bien. Lo enseñan en las escuelas, es una asignatura más. Hay el hábito de ir al cine y la mayoría de las proyecciones ahí son locales: el sector no está en manos de empresas foráneas o multinacionales americanas, a diferencia de lo que ocurre aquí", detalla Jordi Agustí, uno de los consejeros delegados de Ocine.
En Francia operan con otra marca –MonCiné- y tienen una sede ahí porque, tal y como explica Agustí, "es tan diferente que se tiene que estar ahí".
Familiar pero profesionalizada
Ocine está integrada por un cien por cien de capital familiar. Ha pasado por tres generaciones y los hermanos Agustí pretenden que así siga siendo. Con todo, la firma está profesionalizada, pues cuentan con profesionales que dirigen la compañía junto a los hermanos. Por ejemplo, en los ámbitos financiero, de programación o jurídico.
Están en el cuarto puesto de la cuota de mercado en España y en el primero si se tienen en cuenta solamente las empresas familiares. En 2018 facturaron 42 millones de euros y prevén que para este año la cifra escale hasta los 45 millones.
Su estrategia de futuro es el crecimiento sostenible: abrir dos o tres complejos anualmente como mínimo y siguiendo con la tónica de reinvertir en actualizar todas sus salas -sobre todo en aspectos digitales-. Para crecer no se plantean otras que las entidades financieras: "No contemplamos fuentes que supongan ceder parte del control fuera de la familia. No lo necesitamos de momento", concluye Agustí.
Sin llegar a las cifras de antes de la crisis
En 2004, las taquillas cerraban los ejercicios con 140 millones de espectadores -en todas las salas españolas-. En plena crisis, las cifras descendieron hasta los 78 millones. Desde entonces, la cifra ha ido subiendo progresivamente hasta llegar a los 100 millones de asistentes: es el número en que se mueve el sector en España desde 2016.
"Hemos llegado a unos precios de derribo, a unas bajadas que no se han visto en ningún otro país en Europa, además de fiestas del cine y otras estrategias... Ha habido una deflación muy fuerte por la percepción que se había hecho de que el cine es caro. Y el cine no es caro", confirma Agustí. Otro de los factores que frena el número de espectadores hasta los máximos a los que se llegaba antes de la crisis es la piratería.
Por el contrario, la apertura de nuevas plataformas como Netflix no es una amenaza para el cine, según Agustí. "Estas plataformas vienen para quedarse, pero son otra experiencia. La nuestra es salir de casa, es un acto social y ver un contenido de una forma que no se ve en ningún otro lado. Yo creo que somos complementarios y el futuro está en la convivencia".