Como era previsible, el Govern deberá recorrer un camino muy tortuoso si pretende aprobar los Presupuestos de 2019.
Tras el cruce de declaraciones de las últimas semanas, lo constató ayer en primera persona el conseller de Economía y Hacienda, Pere Aragonès, tras reunirse con la cúpula parlamentaria de Catalunya en Comú Podem.
A pesar del mensaje positivo que quiso lanzar Aragonès frente a los medios de comunicación después del encuentro -llegó a afirmar que hay un acuerdo parcial en nueve de los diez puntos de la negociación-, el conseller ya sondea al PSC como socio alternativo y ha citado a los socialistas para intentar negociar el próximo martes.
Por su lado, la portavoz de los comunes en el Parlament, Jéssica Albiach, enmendó la plana a Aragonès unos minutos después de sus declaraciones públicas: "No compartimos el mismo optimismo que el conseller, estamos muy lejos. Aragonès no ha concretado muchas de las cifras que le reclamamos".
Los comunes exigen una reforma fiscal que incluya eliminar las bonificaciones en el impuesto de sucesiones a las herencias más elevadas, subir el IRPF a las rentas más altas e introducir nuevos impuestos medioambientales, algo que el conseller se mostró dispuesto a discutir, pero dejando claro que "ya ha habido muchas medidas fiscales en los últimos años y el recorrido está hecho".
En un primer momento, el Govern se mostró contrario a introducir incrementos fiscales en los Presupuestos, más allá de recuperar tributos suspendidos por el TC como el de ADSL o sobre los residuos radiotóxicos, pero la falta de aliados ha llevado al Ejecutivo autonómico a abrir la puerta a mayores subidas de impuestos para atraer a los comunes o al PSC.