
Los constantes guiños lanzados por el candidato de JxCat, Quim Torra, a la CUP durante la primera sesión de investidura surtieron efecto.
Las bases de la formación anticapitalista decidieron ayer en su consejo político extraordinario que finalmente facilitarán con sus cuatro abstenciones en el Parlament que Torra sea investido hoy como nuevo presidente de la Generalitat en segunda vuelta, evitando así, de momento, la repetición de elecciones en Cataluña.
El candidato designado a dedo por el expresidente catalán Carles Puigdemont se aseguró de complacer a los antisistema en su primer discurso de investidura el sábado, con sus constantes alusiones a seguir con el "mandato" del 1-O para "construir la república catalana" e incluso reivindicó la declaración unilateral de independencia del 27 de octubre, algo que JxCat y ERC prácticamente ni han mencionado en los últimos meses.
Asimismo, Torra asimiló la retórica de los cupaires defendiendo la "máxima radicalidad posible" en el camino hacia la independencia de Cataluña y apostó por el desarrollo de un "proceso constituyente participado por la ciudadanía".
Al margen de su voluntad de mantener el proceso soberanista en la línea de Puigdemont, el discurso de Torra aportó pocas pistas sobre cuál serán sus propuestas sociales y económicas.
El candidato de JxCat se limitó a prometer el desarrollo de la renta garantizada de ciudadanía (un incremento en las ayudas a personas con bajos ingresos que ya se aprobó en la pasada legislatura), el despliegue del Pacto Nacional para la Industria o la apuesta por incrementar el uso de energías renovables, hasta llegar al 100 por cien de generación en 2050.
En este apartado, Torra esquivó propuestas económicas que pudieran incomodar a la CUP y también introdujo reivindicaciones en clave soberanista, como la reapertura de las embajadas catalanas (cuyo proceso de cierre empezó el Gobierno a partir de la aplicación del artículo 155 de la Constitución), la defensa de los medios de comunicación públicos catalanes o la creación de un comisionado para "evaluar y reparar" los efectos que el 155 haya tenido sobre la administración autonómica.
Sin garantía de gobernabilidad
El discurso de Torra en la primera sesión de investidura sirvió para convencer a los anticapitalistas de que no tumbaran su candidatura, pero en ningún caso logró convertir a la CUP en un aliado estable del futuro gobierno de JxCat y ERC, quienes considera que han dado un "giro autonomista" que no da respuesta a los anhelos independentistas y a las "necesidades de la clase trabajadora".
Los cupaires se apresuraron ayer a advertir que su abstención para facilitar la presidencia de Torra se hará "sin garantizar la gobernabilidad" y "haciendo una oposición activa durante la actual legislatura".
A pesar de su radicalidad en la defensa de la vía independentista y de su reivindicación de Puigdemont como único presidente "legítimo", la CUP considera a Torra como un líder "autonomista" y demasiado liberal para sus postulados, de manera que los anticapitalistas volvieron ayer a apostar por "abrir un nuevo ciclo rupturista y de autodeterminación".
Amenaza de elecciones
Con todo, las amenazas a la futura estabilidad política en Cataluña no provienen únicamente de los anticapitalistas. En una entrevista al diario italiano La Stampa, Puigdemont advirtió que Torra convocará elecciones a partir del 27 de octubre -el primer día que podría hacerlo legalmente- "si el Gobierno español sigue con la persecución". A pesar de que Puigdemont defendió que Torra será un "presidente efectivo", el líder de JxCat señaló que su designado disolverá el Parlament si lo considera oportuno.
Críticas de la oposición
La confirmación de la investidura de Torra en segunda vuelta provocó ayer las reacciones de la oposición. El portavoz de C's en el Parlament, Carlos Carrizosa, alertó de que "se avecinan tiempos difíciles" y lamentó que Torra es un "ultranacionalista radical que insulta a los españoles".
Por su lado, la portavoz del PSC en la Cámara autonómica, Eva Granados, tachó al candidato de JxCat de ser un "ultranacionalista supremacista de derechas que odia a la mitad de la sociedad que quiere gobernar", mientras el presidente del PP catalán, Xavier García Albiol, criticó que Cataluña tendrá un presidente que no pretende representar a "más de la mitad de los catalanes".
Previamente, el líder de los comunes, Xavier Domènech, celebró que se forme gobierno, pero lamentó que "no es buena noticia" que el candidato sea Torra.