
Almirall pondrá este año sus esfuerzos en Europa, a la espera de poder adquirir nuevas licencias o grupos de productos dermatológicos en Estados Unidos que le permitan "volver a dar impulso" a su negocio allí, explicó ayer el presidente de la firma, Jorge Gallardo, en la junta de accionistas.
Tras la crisis de 2017 de su filial americana Aqua, que llevó a la farmacéutica catalana a contabilizar más de 300 millones de pérdidas al acabar el año, y que hizo caer a la mitad el valor de las acciones, Gallardo afirmó que la situación en EEUU se ha estabilizado tras cambiar a su equipo directivo y reducir estructura y costes, y que Almirall prevé crecer en 2018 de la mano de Europa, aunque sin "dejar de lado" al mercado americano para el futuro. La empresa, sin deuda, cuenta con 280 millones de caja y un techo de 2,5 veces ebitda para ir de compras.