
Hasta ahora, empresas e inversores internacionales con negocios o proyectos en Cataluña explican que no han dado marcha atrás en sus decisiones por la hoja de ruta independentista de la Generalitat, que tiene como fecha clave el referéndum de este domingo. Aducen que ven la secesión como "altamente improbable", pero en los últimos días ha aumentado su preocupación por una posible derivada del incremento de las tensiones políticas y la polarización entre partidarios y detractores de la ruptura: que la violencia llegue a las calles.
El llamamiento a la movilización ciudadana permanente lanzado por las entidades independentistas, especialmente a partir de las detenciones de miembros del Govern realizadas el 20 de septiembre por proseguir con los preparativos del 1-O, pese a las prohibiciones judiciales, produjo las primeras imágenes de calles llenas de gente protestando. El clima general hasta ahora ha sido pacífico, pero también se han vivido ya escenas de tensión entre manifestantes que querían bloquear la actuación de la policía judicial, y varios vehículos de la Guardia Civil han sido destrozados.
La violencia es una línea roja para las inversiones, y las protestas multitudinarias son un foco de atracción para los grupos antisistema, que las aprovechan para realizar altercados. Los cuerpos policiales están alerta ante los indicios de la llegada de miles de personas de toda Europa, implicadas en disturbios en otras ciudades del Viejo Continente, y que podrían provocar incidentes en Cataluña, y sobre todo en Barcelona, el domingo.
El presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España (Amcham), Jaime Malet, explicó a elEconomista que hasta ahora no perciben inseguridad política, pero sí riesgo legal y "ruido en la calle", cosas que a muchos inversores no les agradan: "Nos parece grave que haya un ruido excesivo con cierta intranquilidad en la calle, y un intento de crear una legalidad paralela; eso nos preocupa enormemente".
En una línea similar se expresó el director de la Cámara de Comercio Francesa -principal socio comercial para Cataluña y España en general-, Philippe Saman: "No nos gusta la inestabilidad, ni la inseguridad jurídica".
La toma de las calles también es vista con inquietud desde China, donde no conciben un final pacífico al conflicto político, señaló un experto sobre la región a este diario: "Ellos ven lo que pasa desde otra concepción. Creen que puede haber una guerra, porque si una provincia china se enfrentase al Gobierno central, este enviaría al ejército", apunta.
Quebranto de la convivencia
El director gerente de la Cámara de Comercio Alemana para España, Walther von Plettenberg, considera que ya se ha producido un "quebranto en la convivencia" y que "está afectando negativamente al ambiente entre personas, trabajadores, ejecutivos, clientes y proveedores, entre personas de una sede y otra, etcétera. Afecta negativamente a las relaciones personales y, con ello, también al ambiente de hacer negocios".
El presidente de la Cámara de Comercio Británica en España, Christopher Dottie, incide en que los políticos deben ir con pies de plomo "como en cualquier proceso que esté repartido en cincuentas por ciento". Argumentó: "Hay que ser muy delicado para no dejar fuera a unos u otros".
En la recta final de la cuenta atrás para el referéndum ya han tenido lugar algunos incidentes, como que el cuartel de la Guardia Civil en Igualada (Barcelona) fuese atacado con un artefacto incendiario la noche del jueves. Por otro lado, las sedes de ERC y Podemos en Sabadell (Barcelona) amanecieron el viernes con pintadas en las fachadas y persianas como "traidores", "perros" o "sucios por España", junto a pegatinas con la esvástica y la rúbrica "Skinheads Sabadell".
El ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, explicó ayer en una entrevista con la cadena estadounidense CNN, recogida por Europa Press, que el Gobierno espera que no haya episodios de violencia en Cataluña el próximo domingo, y que están "un poco preocupados" por las presiones ejercidas contra los no independentistas en las últimas semanas.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se mostró convencido de que los catalanes que acudan a votar este domingo en el referéndum de autodeterminación anulado por el Tribunal Constitucional van a actuar de manera pacífica. "No creo que vaya a haber nadie que use la violencia o que quiera provocar violencia que pueda mancillar la imagen pacífica e irreprochable del movimiento de independencia catalán", afirmó este viernes a Reuters.
Miles de agentes de los Mossos d'Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil se desplegarán en Cataluña este domingo para impedir el referéndum y mantener el orden.