
Ni confirman ni desmienten. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, hicieron gala ayer de la misma ambigüedad para no corroborar la presunta reunión que se produjo entre ambos el pasado 11 de enero, según informaba La Vanguardia. Pero más allá de la trascendencia de la reunión, o incluso de si esta se produjo, la omisión ha llevado al Govern a una nueva crisis institucional.
Cuando el Ejecutivo catalán estaba justo recuperándose de la bomba que supusieron las declaraciones del exsenador Santi Vidal donde afirmaba que se estaban creando bases de datos de forma ilegal y listas de jueces afines a la independencia; el no desmentido de Puigdemont a la reunión dejó en completa evidencia a su portavoz en el Govern, Neus Munté. Y es que este martes, la consellera de la Presidencia negaba por activa y por pasiva que se hubiera producido encuentro alguno. Munté, de forma contundente, aseguró que "no ha habido reuniones secretas", y aprovechó para arremeter contra el Gobierno acusándole de "no tener voluntad de negociar" y de "no ser ni diligente ni responsable".
Aunque Munté desconociera estas reuniones de Puigdemont con Rajoy, en definitiva, la portavoz de la Generalitat mintió a la prensa negando en rotundo la existencia de las mismas. Es por ello que Munté habría amagado con dimitir, según informa Economía Digital, después de dejarla en el alambre con una mentira de tal calibre.
El socio de Puigdemont en el Govern, ERC, negó que tuviera constancia de estos encuentros, aunque según la información anteriormente citada, Oriol Junqueras habría estado al corriente de la reunión.
Es por ello que la desautorización a Munté es aún mayor. Y es que la mentira en un político, y más en tan estrecho margen de tiempo, es una losa que pesa y que ha provocado la dimisión de muchos dirigentes. Uno de los ejemplos más recientes es el del ya exministro Soria, que renunció a su cargo, no por su presunta relación con los Papeles de Panamá, si no por cambiar reiteradamente su versión y mentir. Un caso, salvando las distancias, donde Richard Nixon en el caso Watergate es el máximo exponente.