Aunque para algunos la intervención ayer en el Parlamento Europeo de Empresaris de Catalunya, un lobby del que forman parte 300 empresarios no rupturistas, sonara a contraprogramación a la conferencia del martes de Puigdemont-Junqueras-Romeva, su participación estaba prevista desde hacía meses.
En una sala similar a la que había acogido un día antes al Gobierno catalán, este grupo repasó en Bruselas el impacto que el auge del independentismo está teniendo en la economía catalana. Así, destacaron la pérdida neta de empresas -más de 2.300 desde 2012- o la caída de la inversión extranjera. Durante su intervención, Empresaris insistió en que mientras que en Cataluña esta última se redujo un 58 por ciento en el primer semestre de 2016 (coincidiendo con los seis primeros meses del Gobierno de Puigdemont con la CUP), en el resto de España aumentó un 32 por ciento, hasta 9.680 millones.
Además, aportando una versión pedagógica distinta a la presentada el día antes por el Ejecutivo catalán, Empresaris defendió que una de las estrategias del Gobierno de la Generalitat era crear "confrontación" con el resto de España.
El lobby, además, insistió en que Cataluña es muy dependiente de las ventas al resto de España. Por ejemplo, destacó que las que la comunidad realiza con Aragón -de 11.560 millones- supera la relación comercial con toda Francia -10.435 millones de euros-.
Críticas de la oposición
Los empresarios no fueron los únicos que valoraron la conferencia del Gobierno catalán. Enric Millo, delegado del Gobierno en Cataluña, criticó que se utilizaran recursos públicos para financiarlo y que se insistiera en la desobediencia. De hecho, durante la sesión de control al Ejecutivo catalán que se celebró ayer en el Parlament pidieron datos a Raül Romeva sobre el gasto ocasionado por la conferencia. El conseller no los dio.
