
La Cataluña que se proyecta en el borrador de la futura constitución catalana no contempla una sociedad castellanohablante. Al menos, así lo refleja sobre el papel el documento que ha entregado la plataforma civil Construïm, a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell. El portavoz, Jordi Domingo, ha dicho que Forcadell lo ha recibido "magníficamente bien" y que lo llevará a la Comisión del proceso constitucional que preside Lluis Llach.
Sólo habrá dos lenguas oficiales, el catalán y el aranés; y al español, ahora oficial, "se le reconocería un estatus jurídico especial, como patrimonio cultural y de cohesión que se tiene que respetar, garantizar y proteger".
Sin embargo, en ningún caso se dice que la enseñanza contemple su difusión ni que tenga ningun espacio en el ámbito público.
De hecho, la única precisión de este nuevo régimen jurídico que tendrá el castellano, se esclarece en una disposición transitoria que asegura, "se tendrá que respetar, garantizar y proteger los derechos lingüísticos de los catalanes que hayan nacido antes de 1977 para que puedan utilizar oralmente y por escrito la lengua castellana ante las instituciones públicas sin que pueda haber ningún tipo de discriminación por razones lingüísticas".
Por lo que, los catalanes nacidos después de ese año sólo se podrán comunicar por ley ante la Administración en catalán o en aranés, en el caso de la Vall d'Arán. También se dan algunas pinceladas sobre quién tendrá el derecho a la ciudadanía catalana y quien no.
En ese caso, solo aquellos ciudadanos que cuando se haya declarado la independencia tengan la nacionalidad española o acrediten residencia habitual legal en Cataluña por un máximo de cinco años, serán reconocidos como catalanes de origen en todos sus efectos.
Cataluña a la francesa
La Constitución española quedará derogada, y a nivel de Estado, Cataluña acontecería como una República presidencialista. Las legislaturas durarían cinco años y los mandatarios sólo podrían renovar un mandato. Tampoco se aplicaría la ley d'Hondt a nivel electoral, por lo que cada ciudadano será un voto.