Se esperaba algo más de la visita del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a Barcelona este sábado, pero apenas pisó la ciudad. Decidió recluirse en el apartado Hotel Gran Marina del puerto de la ciudad para celebrar un acto de consumo interno del PP y exclusivo para sus fieles. En la sala, 700 sillas que se quedaron cortas para sentar a los asistentes.
Empezó su discurso asegurando que conoce Cataluña porque ha estado aquí en 15 ocasiones en los últimos tres años, pero sus visitas casi siempre han sido tan relámpago como las de este fin de semana. Llegó a las diez de la mañana y se marchó a las 13 horas para poder llegar por la tarde a la boda que uno de sus asesores políticos celebra en Madrid. Ni un solo gesto de aproximación a la gente de a pie. Unos dicen que en el equipo del PP hay miedo a que Rajoy pudiera ser agredido verbalmente en las calles de Barcelona (o incluso algo más), pero otros aseguran que la agenda del presidente es imposible y que no tiene tiempo para esas cosas.
En cuanto al mensaje político, muy pocas novedades. No es Rajoy político de chistera rellena de sorpresas con los que encandilar al público. Firmeza, legalidad, sentido común y prudencia son los términos que trufan siempre su discurso y en esta ocasión no hubo sorpresas.
En su intervención, el tramo más esperado, el referente a Cataluña, se hizo esperar y cuando lo abordó el resultado de la pseudo votación del 9-N estuvo muy presente. Rajoy reconoció que Cataluña es muy plural, pero precisamente por ello nadie tiene derecho a hablar en su nombre y "menos un gobernante que ignora a dos de cada tres catalanes", afirma. No pronuncia el nombre de Mas, se refiere a el como el gobernante. El gobernante que se cansó de gobernar en 2012 y que convocó elecciones anticipadas solo dos años después de llegar la poder y justo cuando Rajoy estaba intentando salvar a España del rescate financiero. En sus palabras hay rencor hacia Mas porque desde CiU se pidió el rescate de España cuando Rajoy luchaba por evitarlo.
El presidente del gobierno considera que desde esas elecciones de 2012, donde CiU perdió 12 diputados, Artur Mas protagoniza una huida hacia delante. "Hacia ninguna parte", le gusta decir a Rajoy. Considera que el presidente catalán esta engañando a los catalanes y mientras tanto "la casa sin barrer". Su análisis, y el de la presidenta del PP Catalán, Alicia Sánchez Camacho, es que Cataluña padece desgobierno y que necesita alguien que "gobierne de verdad".
Nueva estrategia
Ese parece ser el nuevo plan del PP para Cataluña: gobernar desde Madrid lo que no ser gobierna desde Barcelona. En su intervención previa, Sánchez Camacho alabó el "estado de las autonomías como el mayor éxito de la Transición", pero denunció que "algunos lo han traicionado" y por eso instó a Rajoy a atender directamente a aquellos catalanes que ya no se sienten representados por el ejecutivo de Artur Mas.
Rajoy recogió este guante y aseguró que el Gobierno seguirá dando asistencia financiera a Cataluña porque "es nuestro deber". El presidente recordó que ha sido el Estado quien ha pagado los vencimientos de la deuda de la Generalitat, el que ha liquidado los bonos patrióticos que colocó la administración catalana, el que ha abonado a los farmacéuticos cuando no cobraban y el que ha hecho frente a las nóminas de la Generalitat cuando no podían pagarse. "Y hemos podido hacerlo porque España es un país grande, mientras que otros países pequeños [Grecia o Portugal] no han podido hacerlo", remarcó Rajoy.
Sobre la nueva hoja de ruta presentada por Artur Mas la semana pasada, Rajoy fue contundente y aseguro que el líder de CiU ha perdido 50 meses de gobierno y ahora quiere perder 18 mas. "Nunca en la historia un gobernante ha perdido tanto tiempo y ha hecho perder tanto tiempo a los ciudadanos", criticó. Respecto a la propuesta de una "lista única de país" que ha hecho el líder de CiU, fue muy contundente al pedir que nadie condene a Cataluña a un pensamiento único porque "Cataluña no es país de listas únicas, es un país mucho más rico y diverso".
Durante el discurso, también fue blanco de sus críticas el presidente del PSOE, Pedro Sánchez, al que acuso de incumplir un acuerdo de reforma constitucional a la vez que pide una nueva reforma de la Constitución. Finalmente, alertó contra los "populismos" y contra aquellos que hacen "política en los platos de televisión y no los ayuntamientos" en referencia al líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Tras sus pasar tres horas más en Cataluña, Rajoy no parece nada dispuesto a abrir el melón constitucional para solventar el problema de Cataluña. Visto lo visto, la vía del diálogo entre Barcelona y Madrid parece que queda todavía un poco más cerrada.