
El cambio en el reparto de los fondos con las autonomías y en los impuestos locales se deja para la próxima legislatura.
Sólo dos días después de su entrevista con Artur Mas, el presidente del Gobierno dejó muy claro que no entra en sus planes cambiar el sistema de financiación de Cataluña este año ni el que viene. En concreto Mariano Rajoy, ha decidido aplazar la reforma de los impuestos regionales y locales y el cambio del modelo de financiación autonómica hasta 2016, es decir en la próxima legislatura.
De esta forma el presidente evita tener que afrontar una reforma que puede levantar ampollas entre los barones del Partido Popular, en un año en el que debe de afrontar dos elecciones: las municipales y autonómicas en mayo y las generales en noviembre.
"No es el momento más razonable para abrir este debate, no hay recursos suficientes", afirmó ayer Rajoy para explicar que la decisión se ha tomado tras consultar con los presidentes de las comunidades autónomas y "mucha gente".
"Estamos en un proceso de ajuste del déficit público y no nos parecía que éste fuera el momento más razonable, y eso es algo compartido por muchos presidentes", argumento el jefe d el Ejecutivo, a pesar de admitir que en un primer momento se barajó la posibilidad de acometer una reforma conjunta del sistema tributario y del modelo de financiación de las autonomías. El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ya había insinuado la posibilidad de este aplazamiento de la reforma financiera regional, al declarar tras el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) que el actual sistema de financiación de las comunidades autónomas no le gusta al propio Gobierno aunque "es el que hay".
"Ya la cambiaremos cuando podamos. Pero ahora no podemos, porque no tenemos más dinero. Es el eterno debate", subrayó el titular de Hacienda y Administraciones Públicas
Sí avanzó ayer Mariano Rajoy que el Gobierno trabajará antes de que termine la legislatura en impuestos como el de Patrimonio o el de Transmisiones Patrimoniales.
En este punto, el presidente se mostró muy contundente al afirmar que la reforma del sistema tributario no será un obstáculo para cumplir con el objetivo de déficit para 2014, que Bruselas fijó en el 5,5 por ciento del Producto Interior Bruto. No obstante, reconoció que la meta de 2015 , donde la consolidación fiscal debe llegar al 4,2 por ciento del PIB, será "más complicada" de alcanzar.
El argumento que utilizó el jefe del Gobierno para desligar su tan preciada renovación del panorama impositivo español de posibles incumplimientos en el déficit público es bien conocido: la reactivación de la economía española.
Y es que, a juicio de Rajoy, a pesar de que se devolverán 9.000 millones de euros a los españoles, el aumento del consumo privado y de la inversión en los dos próximos ejercicios contribuirá a aumentar los recursos que ingresan las arcas públicas, que, de ese modo, contarán con ingresos suficientes para equilibrar las cuentas sin tener que acometer más ajustes.
Es más, el presidente recordó que el Gobierno renunció a tres décimas más de margen en el déficit de 2014 que le ofreció Bruselas .
Finalmente, y respecto al rescate de parte del sistema financiero español reiteró que era la alternativa "más barata" y "la mejor" para los españoles, frente a la posibilidad de dejarlo quebrar, con las consecuentes pérdidas de los depósitos de los clientes, los fondos de pensiones, los de inversión y los puestos de trabajo de las entidades.