Cataluña

Recuperación económica, banca y política

Juan Carlos Giménez-Salinas, Abogado

No puede haber recuperación económica si no existe una banca saneada. Si nuestra banca no concede préstamos ni a particulares ni a empresas, nuestra economía continuará mortecina.

Si solamente puede adquirir un coche el que lo puede abonar al contado, si una familia no puede reponer los muebles de su hogar solicitando un préstamo, si el propietario de una vivienda no puede repararla porque carece del dinero suficiente para pagar dicha obra al contado, si una empresa no posee dinero circulante para poder satisfacer su día a día y el banco no se lo proporciona, si un banco no puede conceder un préstamo a una empresa para incorporar una persona nueva y ampliar sus expectativas de venta o de producción. Si ocurre todo ello, no hay economía que pueda desarrollarse.

Nuestra banca todavía está lastrada por dos graves causas: el inconmensurable agujero financiero provocado por la burbuja inmobiliaria y la financiación a grandes empresas con el fin de que se hicieran con paquetes accionariales de otras grandes empresas afines al poder político de turno con el objetivo de crear grandes grupos multinacionales.

En el primer supuesto se ha tenido que crear nuestro

banco malo para detraer de los balances la morralla inmobiliaria y ahora, al parecer, puede iniciarse la venta de inmuebles a precios reales de mercado, inferiores al cincuenta por ciento de lo que valían cuando financió su construcción la banca. Al parecer, en este campo estamos en la buena dirección.

Nos queda por resolver el segundo problema, la connivencia entre grandes empresarios y los gobiernos de turno para hacerse con grandes grupos de empresas afines al poder. Los gobiernos encandilados por empresarios espabilados, obligaron a la banca a financiar la compra de grandes paquetes de acciones de otras empresas, proporcionando préstamos a estos ambiciosos empresarios sin experiencia en el largo plazo. Los gobiernos y los empresarios pretendían componer grandes grupos industriales y financieros que contaran en el mundo y hoy se encuentran con deudas enormes con la banca y paquetes de acciones que adquirieron con aquellos préstamos cuyo valor es muy inferior al de su compra.

Es decir, que si hoy venden aquellas acciones que adquirieron, no sólo no alcanza su precio el monto de las acciones adquiridas sino que tienen que añadir grandes cantidades de dinero para pagar la deuda que generaron en su momento con la compra. La banca, para no parecer insolvente debido al impago de estos enormes préstamos, los está refinanciando año tras año, esperando un alza del precio de las acciones que nunca llega. Al refinanciarlos, desaparece del mercado este dinero que podría emplearse en otras cosas.

La realidad es que la banca, entre las refinanciaciones y la enorme morosidad, se encuentra en una situación que no le permite ofrecer al mercado su mercancía -el dinero- y todavía, después de siete largos años de crisis, se encuentra en una situación muy delicada. Hasta que la banca de nuestro país no cumpla con su función, engrasar con dinero nuestra economía, no saldremos del agujero.

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