
El presidente catalán Artur Mas presentó Tributos de Cataluña (Tríbuts de Catalunya) el germen de lo que será la futura Hacienda catalana. El presupuesto que se ha fijado para este nuevo organismo es de 400 millones de euros que deberán salir de los maltrechos presupuesto de la Generalitat. Por el momento, el nuevo organismo nace con 53 oficinas, pero la previsión es que alcance los 152 locales y los 1.399 empleados para tener presencia en todas las grandes poblaciones catalanas.
La red inicial de oficinas nace con cuatro locales de la Agencia Tributaria de Catalunya (ATC), 21 del organismo de gestión tributaria de la Diputación de Barcelona, 10 de la Diputación de Tarragona, 10 de la Diputación de Lleida y 8 de la Diputación de Girona. Las cuatro diputaciones están controladas por CiU.
En cuanto a la Agencia Tributaria de Catalunya, se trata de un organismo creado por el anterior Gobierno Tripartito de la Generalitat, con el objetivo de cumplir con los que fija el Estatut de autonomía, donde queda establecido que se creará una Hacienda mancomunada entre la Agencia Tributaria del Estado y la catalana, que será la encargada de recaudar todos los impuestos que se paguen en Cataluña. Actualmente, la ATC está dirigida por el conseller de Trabajo, Lluis Franco.
Las oficinas de Tributos de Cataluña gestionarán en todos los casos los tributos locales que hasta ahora estaban en manos de las diputaciones locales, así como los tributos propios y los cedidos por el Estado. El objetivo de Mas es que la nueva Hacienda acabe cobrando y gestionando todos los impuestos que paguen los catalanes. Por el momento, si un ciudadano paga impuestos estatales en estas oficinas, la Generalitat deberá de remitirlos a la Agencia Tributaria estatal de forma automática.
Ayer, durante la presentación que se realizó en el Palau de la Generalitat, Mas aseguró que la Hacienda catalana "no es un pulso contra el Estado, es una apuesta por una Cataluña mejor". Sin embargo, poco después reconoció que "estamos en plena pulsión centralista, con leyes que erosionan gravemente nuestro autogobierno, y un control exhaustivo de nuestras finanzas, con dependencia del Estado. Esta combinación es letal desde el punto de vista del ejercicio de nuestro autogobierno, nos lo debemos sacar de encima porque no nos conviene".
El president justificó de esta forma el desarrollo de "instrumentos propios" y defendió la Hacienda propia como uno de los grandes proyectos de país. "Estamos justo en mitad del camino, todavía nos quedan unas cuantas metas por delante, porque pretendemos crear la Hacienda propia de Cataluña completa, integral, para todos los tributos, moderna y puesta al día", aseguró.
Básica en el pacto fiscal
Pese a los tintes independentistas con los que Mas coloreó su discurso, lo cierto es que la creación de la Hacienda propia ya formaba parte del programa electoral con el que CiU se presentó a las elecciones autonómicas de noviembre de 2011. En aquel momento, los nacionalistas defendían el pacto fiscal como eje de su política y se quedaron a un paso de la mayoría absoluta en el Parlament de Cataluña.
El pacto fiscal intentaba equiparar el sistema de financiación catalán con el cupo del País Vasco y, por lo tanto, debía ser la administración catalana la encargada de recaudar todos los impuestos de los catalanes para luego abonar al Estado una cuota por los servicios comunes y otra correspondiente a la solidaridad. El objetivo era que Cataluña pasara de un déficit fiscal del 8 al 4 por ciento.
Justo el 19 de septiembre de 2012, un día antes de acudir a al Moncloa para presentar su propuesta de pacto fiscal, Mas firmó un convenio entre la Generalitat y las cuatro diputaciones catalanas para trabajar en la creación de la Hacienda propia catalana que, finalmente, se presentó ayer. La negativa de Rajoy a negociar el pacto fiscal que pedía Mas llevó a la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas y a la deriva independentista de CiU que perdió diez diputados. Desde entonces, la Hacienda catalana se rebautizó como una "estructura de Estado".