Hace pocos días decía que existen en la actualidad tres poderes enfrentados, el financiero, el político y el social, enfrentados y en lucha permanente. Hoy es palpable en Europa en enfrentamiento entre el poder político y el social.
Los partidos políticos tradicionales y sus representantes bien instalados en la sociedad y que durante muchos años cumplieron una función en las diversas sociedades donde se encontraban, hoy perciben que la sociedad se mueve, se rebela en contra suya, no los quiere, los desprecia, no considera que les represente. Y por el contrario aparecen unos movimientos más o menos esporádicos y liderados por desconocidos que dicen exactamente lo que la sociedad piensa y desea, amalgamando a su alrededor multitudes que los aplauden. Los políticos de todas las tendencias con representación parlamentaria clásica y su prensa se escandalizan, los temen y no saben como combatirlos, les denominan populistas, a modo de insulto e intentan ningunearlos y despreciarlos. Estos movimientos sociales proliferan en Francia, Italia, Grecia, Holanda, Alemania y ahora empiezan en España, poseen seguidores y aglutinan a su alrededor a mayor cantidad de personas a medida que pasa el tiempo y contemplan que los políticos tradicionales y sus partidos anclados en el pasado son inmovilistas y no escuchan las reivindicaciones de las gentes. Los políticos establecidos condenan los escraches como métodos de lucha antisocial y peligroso porque son ellos quienes son objeto de estos métodos pero en ningún país de los citados, la clase política establecida escucha a su sociedad y sus políticos continúan con sus métodos estériles y su ciega endogamia, propiciando que las gentes que pretenden dominar les obedezca como hasta ahora y les respete. Los políticos tradicionales en unión, ahora del otro poder, el financiero, no desean mover nada de aquello que les haga hacer peligrar sus prebendas. Desde los partidos de izquierda hasta los de derecha, actúan de modo parecido: que la sociedad no se mueva porque nosotros ya sabemos conducirla.
Grave error de percepción cuando las clases establecidas y conservadoras, el poder político y el financiero, no advierten los cambios que se producen en el seno de las sociedades y mantienen como inamovibles las normas que regían hasta ahora, porque las sociedades evolucionan y también las normas y el pensamiento y el deseo de los pueblos y se les debe escuchar, de otro modo las gentes que no se adaptan quedan apartadas del poder, por las buenas o por las malas.
Es una bendición que vivamos en democracia ya que la sociedad puede marginar a las personas y los grupos que no desea y pueden aparecen unas gentes nuevas que escuchen el sentir de las sociedades sin traumatismos. Así nos podemos librar de situaciones dramáticas que hacen sufrir a los pueblos como las que hemos observado recientemente en los países árabes.