La multinacional japonesa Nissan ha aceptado de buen grado la rendición de los sindicatos de su factoría de Barcelona y ha decido ser generosa con las instalaciones de la Zona Franca.
La compañía anunció ayer oficialmente la adjudicación de nuevo vehículo, que se empezará a fabricar en julio de 2014 y que supondrá una producción anual de 80.000 unidades. Esta decisión conlleva una inversión de 110 millones de euros.
Sin embargo, esta no es la única adjudicación. Nissan también ha otorgado a la fábrica española la producción de 24.000 unidades de un modelo de pick up Navara para el mercado Oriente Medio, con una inversión adicional de 14 millones de euros, y el acoplamiento de la caja de cambios para dos vehículos eléctricos, con una inversión de otros seis millones de euros. La inversión total es de 130 millones y la creación de 1.000 puestos de trabajo directos en la factoría.
Esta decisión fue oficializada ayer en la propia fábrica por el presidente de la Generalitat, Artur Mas; el consejero delegado de Nissan Motor Ibérica, Frank Torres; el secretario de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa del Gobierno central, Luis Valero, y el conseller de Empresa y Empleo, Felip Puig. Según aseguró ayer Torres,"el éxito de este acuerdo ha sido fruto del trabajo en equipo, la responsabilidad y el consenso", y agradeció "la implicación directa del presidente Mas en este éxito". Por su parte, el president señaló que esta inversión "es básica para Cataluña", porque conseguir la adjudicación de la fabricación de un nuevo vehículo de Nissan en Barcelona "es política industrial en mayúsculas, política de base tecnológica y orientada a los mercados exteriores". Mas también destacó que "esta puede ser la primera de una serie de decisiones de gran calado para nuestra economía y nuestra política industrial".
El presidente catalán señaló que "nuestro Gobierno ha destinado tantas horas a Nissan como a otras cosas", y subrayó que este mensaje se dirige a "aquellos que a veces se ofuscan y sólo ven procesos soberanistas".
Polémica sindical
La adjudicación del nuevo vehículo ha llegado después de seis meses de negociación entre la empresa y los sindicatos y de un pacto para aumentar la productividad de la planta de Barcelona que contempla la creación de una doble escala salarial. De esta manera, los nuevos contratados cobrarán un 20 por ciento menos que la plantilla actual (entrarán con un sueldo de 19.000 euros que en siete años se convertirán en un máximo de 29.000 euros, frente a los 32.500 euros que cobran los trabajadores actuales).
Esta doble escala salarial, junto al incremento de la jornada laboral sin aumento de sueldo, provocó la división sindical en la planta, donde están representados USOC, CCOO y UGT.
Mientras que USOC se mostró partidario del acuerdo, CCOO y UGT quisieron blindar a la actual plantilla para evitar que la entrada de trabajadores con un sueldo inferior supusiera el inicio de un proceso de sustitución de empleados de mayor edad por otros más jóvenes.
En este sentido, el sindicato CGT ha denunciado que "los 1.000 puestos de trabajo prometidos por Nissan serán sustituciones y no se crearán nuevas plazas".
