
Artur Mas empieza a darse de bruces con la realidad. El presidente de la Generalitat reconoció ayer que una eventual independencia de Cataluña supondría su salida del marco de la Unión Europea, por " la letra pequeña de los tratados", aunque, en su opinión, éste no es un problema insalvable.
La opción que plantea Mas es reformar la legislación comunitaria para asegurar el encaje de Cataluña en Europa y en el euro. En una entrevista a TV3, Mas dejó claro que se propone plantar batalla más allá de nuestras fronteras. En este sentido, aseguró que irá Bruselas si el Tribunal Constitucional ve inconstitucional la nueva ley de Consultas que prevé aprobar el Parlamento catalán la próxima legislatura y que daría cobertura legal a la consulta de autodeterminación.
El cabeza de lista de CiU tiene previsto hablar con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y empezar a negociar el "referéndum o consulta", si sale reelegido. No obstante, para blindarse ante cualquier negativa del presidente español a la consulta, quiere escudarse en la legitimidad que le daría una ley parlamentaria elaborada con el máximo de apoyos y que permita abordar la autodeterminación.
Mas tiene previsto impulsar una campaña en el ámbito internacional para explicar sus planes soberanistas si desde el Ejecutivo central se mantiene la oposición a sus planes soberanistas. "Tendremos que explicar a Bruselas y a los tribunales europeos, que no se permite a Cataluña hacer una consulta sobre cómo quiere que sea su futuro".
Los planes de Mas coincidieron ayer con la firma del acuerdo entre el ministro británico, David Cameron, y el ministro principal escocés, Alex Salmond, para celebrar en 2014 un referéndum para abordar la independencia de Escocia.
Acuerdos en defensa
Mas no descarta que una eventual Cataluña independiente alcance acuerdos con España en ámbitos como defensa o economía, y recalcó que un Estado catalán no tendría competencias plenas sobre todo, por el mayor protagonismo que la UE ha ido adquiriendo en diversos ámbitos. El presidente catalán también dijo que quiere trabajar para que una posible independencia no fracture a la sociedad catalana y que "el castellano seguirá estando absolutamente presente" en Cataluña.
Por otro lado, el presidente de la Generalitat se mostró convencido de que el tejido empresarial y económico catalán se irá adaptando a "los cambios de mentalidad que se vayan produciendo, situaciones y estructuras que puedan ser nuevas".
La actitud de Mas ha encontrado rechazo entre los partidos españoles. La secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, acusó a Artur Mas, de abrir el debate soberanista para "tapar" el "fracaso" de su gestión y le emplazó a explicar a los catalanes de qué modo les va a llevar a la "ruina".
Además, Cospedal recalcó que el Ejecutivo de Mariano Rajoy tomará todas las medidas que estén a su alcance para "impedir" una actuación "ilegal". "Cuando Mas habla de ir a instituciones comunitarias o europeas parece que ya está presumiendo de que lo que quiere hacer es ilegal y él mismo lo está tachando de ilegal".
Por su parte, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, advirtió al presidente de la Generalitat de que podría llegar a cometer un "delito" si lleva adelante "un acto ilegal" como es el de convocar un referéndum secesionista.
El coordinador federal de Izquierda Unida (IU), Cayo Lara, calificó de "espectáculo" que el presidente del Gobierno y el de la Generalitat compitan por "ver quién se envuelve en la bandera más grande" con la intención de "esconder su incapacidad para resolver los problemas de los ciudadanos". Lara recordó las palabras del propio jefe del Ejecutivo, quien ayer pidió "moderación" y dijo que en España "sobran espectáculo y radicalismo", para señalar que "es más espectáculo el que se traen Rajoy y Mas a ver quién se envuelve en la bandera más grande".