Cataluña

El pequeño comercio baja la persiana de 2.500 locales en cinco años

El pequeño comercio es uno de los sectores en los que la crisis económica está golpeando con más fuerza. Según datos de la Confederación de Comercio de Cataluña, entre los años 2006 y 2011, echaron el cierre un total de 2.463 locales en Cataluña.

El año más crítico fue 2010, cuando bajaron la persiana en la comunidad más de 2.800 establecimientos minoristas, lo que se tradujo en la destrucción de 32.500 empleos.

En los últimos tres años, han desaparecido el 2,94 por ciento de establecimiento comerciales catalanes, la mitad que la media nacional. De hecho, Cataluña es la comunidad autónoma que menos locales ha cerrado después de Ceuta y Melilla. Los datos que se están registrando durante los primeros meses del año tampoco son positivos.

Según el secretario general de la Confederación de Comercio de Cataluña, Miguel Ángel Fraile, el sector está registrando caídas de la facturación que oscilan entre 10 por ciento y al 40 por ciento, siendo los sectores más afectados los de la automoción y el equipamiento del hogar, por lo que se trata "de uno de los peores trimestres". A cierre de 2011, Cataluña contaba con 98.442 establecimientos.

Rechazo a la libertad horaria

Precisamente, Fraile justifica la oposición de los pequeños comerciantes a la liberación de horarios comerciales por la caída de ventas que se ha producido en Madrid, que tiene una política de horarios comerciales más liberal y cuenta con 22 festivos de apertura. Según sus datos, esta comunidad ha perdido un 7,97 por ciento de tiendas. Además, la facturación se ha reducido un 17,3 por ciento su volumen de ventas.

Fraile también se mostró preocupado por la posición del Gobierno de Madrid, que está "de alguna manera intentando promover un consenso para liberar los horarios comerciales con la justificación de que crea empleos, ofrecerá mejores precios para los consumidores y el consumo se incrementará".

En su opinión, sólo conllevará un aumento de los costes laborales y de estructura para los pequeños empresarios, que no se verá compensado con mayor facturación. "Con los actuales niveles de paro y la desconfianza de los consumidores, se reduce la capacidad de compra, incluso de aquellos que mantienen poder adquisitivo", asegura Fraile. Sí se produciría en cambio un desplazamiento de las ventas desde las pequeñas tiendas hacia los centros comerciales que sí pueden soportar los costes de una ampliación de horarios y produciría el cierre de comercios y de pequeñas cadenas, lo que comportaría destrucción de puestos de trabajo y pérdidas en el servicio y competencia por la concentración de la oferta.

El 47,04 por ciento de los comercios minoristas están formados únicamente por el propietario, por lo que, según los comerciantes, abrir en domingos y festivos perjudicaría mucho la conciliación familiar y laboral.

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