
El Partit Demòcrata de Catalunya (PDeCat), la formación heredera de la antigua Convergència Democràtica de Catalunya, parece no estar dispuesta a admitir su disolución, a perder su ADN, en favor de la marca electoral que catapultó a Carles Puigdemont a la presidencia de la Generalitat, Junts per Catalunya (JuntsxCat).
Pero la presión del dirigente desde Waterloo no cesa y saca partido de las desavenencias internas del PDeCat para atizar a las bases y parte de la dirección para alcanzar un acuerdo de confluencia con la Crida Nacional per la República -el movimiento político impulsado por el propio Puigdemont- que haga posible transitar hacia JuntsxCat, como único espacio político neoconvergente que tantos réditos electorales les ha proporcionado.
Cuanto más cerca se ve la irremediable convocatoria de unas elecciones autonómicas, que po-drían darse este próximo otoño, más presión ejerce el ex presidente Puigdemont hasta el punto que los presos políticos y ex consejeros de la formación Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, y también Lluís Puig desde Bruselas lanzaron una propuesta: crear una asamblea constituyente de JuntsxCat, en la que participen todos los electos del espacio político -sean militantes de un partido o no-, y debatir en medio año la conveniencia de mantener o disolver el PDeCat.
La dirección de Bonvehí rechaza de pleno esta propuesta y es una muestra más de que las divergencias internas son muchas y no todos están dispuestos a ceder para que Puigdemont tome el bastón de mando de JuntsxCat desde Bélgica, junto al también preso político Jordi Sànchez, ex presidente de la ANC y líder de la Crida.
El espectro neoconvergente es complejo desde la desaparición de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y la dirección del PDeCat ha ido reorientando su discurso a la vez que iba perdiendo electorado. Ahora, los herederos de CDC, liderados por David Bonvehí, rechazan su desaparición y piden más tiempo a Puigdemont para negociar un pacto que les permita mantener sus siglas y aportar la mitad de los cargos de la futura ejecutiva de JuntsxCat, más cuando se vislumbra que esta puede ser la formación que se presente a las próximas elecciones.
Mientras, el ex presidente ya ha puesto manos a la obra y a través delas redes sociales se ha difundido un manifiesto que insta a los simpatizantes independentistas a sumarse a la propuesta de articular JuntsxCAT como organización política, pese a la negativa de la dirección neoconvergente. Puigdemont quiere convencer a sus seguidores de que se trata de una operación de "inclusión y no rechazo; esta es la tradición de la que venimos, que hemos compartido en los momentos buenos y en los malos", dijo.
Este es un paso más en línea con el manifiesto de los presos políticos en que pedían la disolución del PDeCat dentro del JuntsxCat y hacer de esta marca que les aupó al Gobierno del la Generalitat, una nueva formación política.
Este manifiesto reclama ir "sin demora" a la ordenación de un espacio político independentista transversal, en el que tendrían cabida PDeCat, JuntsxCat y la Crida. "Tenemos el convencimiento de que nuestra voz representa el pensamiento y el deseo de la mayoría de personas que se han sentido representadas en un momento u otro desde el 2017 por el liderazgo del presidente Puigdemont", indica el texto.
El sector más critico con el partido y más afín a Puigdemont quiere que sean las bases quienes determinen el futuro del PDeCat en un Consejo Nacional del partido que pretenden celebrar durante el mes de julio.
La tradición política
Pero la reacción en el seno del Partit Demòcrata no se ha hecho esperar. En otro manifiesto de signo contrario, los alcaldes y cargos electos locales afines a la dirección de Bonvehí defienden su continuidad y advierten de que JuntsxCAT no puede entenderse sin al existencia del Partido Demócrata. "Un proyecto político como este, como lo que representamos, no se puede diluir y aún menos dejar de existir", reza el texto, que la dirección del partido no ha promovido, según han asegurado a Europa Press. no obstante, fuentes próximas a la dirección aseguraro que la propuesta de los presos es "parecida" al intento en su momento del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont de que todo el independentismo se disolviera en el seno de la Crida Nacional per la República.
También reivindican que forman parte de una tradición política que siempre ha acogido y ha buscado contar con personas diversas: "Para sumar siempre estaremos, pero desde el reconocimiento de los sumandos. Reivindicamos la construcción nacional efectiva y haber movido la centralidad del catalanismo hacia el independentismo dejándolo en el sector mayoritario de la sociedad catalana".
Además, se definen como herederos de un proyecto político que tiene en su ADN la "reivindicación nacional". Esta máxima coincide con la constitución el pasado fin de semana del Partit Nacionalista de Catalunya que ha impulsado y liderará Marta Pascal, ex coordinadora general del PDeCat, que desoyó los designios de Puigdemont desde Waterloo y abandonó la formación que dirigió desde su fundación en 2016 -como formación heredera de la antigua CDC- hasta el verano de 2018.