
El presidente del Salón Náutico de Barcelona, Luis Conde, nos explica los detalles de la 58 edición de esta cita anual de Fira de Barcelona en el Port Vell, que se celebra desde este miércoles 9 de octubre hasta el domingo 13. Habla con fruición del placer del tiempo de recreo en el mar, como representante el evento y como navegante, e incide en la necesidad de conservar y aprovechar la costa española.
Las ventas de embarcaciones en España están creciendo este año más de un 9%, ¿es un momento dulce para el sector?
La náutica va ligada a la economía, y aunque hay voces de que parece que viene una desaceleración, todavía no es un tema palpable. La economía sigue creciendo a más del 2%, y eso es un éxito con la inflación prácticamente en cero. La gente llevaba tiempo queriendo cambiar de barco: las familias crecen, cambian las modas, los barcos envejecen.
En sintonía con la demanda, el Salón Naútico de este año crece en espacio, marcas expositoras y actividades ¿Qué destacaría?
Crece un 11% en expositores, hasta 290, que pagan por venir a promocionar sus productos durante cinco días. Hemos colgado el cartel de completo, con más de 700 embarcaciones, de las que 180 estarán en la muestra flotante. En la cena previa a la inauguración del salón ya hemos comentado con la Autoridad Portuaria de Barcelona que hemos de mirar cómo se puede extender el espacio para el año que viene.
También apostamos por la sostenibilidad, porque si no destruiremos el mar. Los datos de residuos plásticos son alarmantes: cada año llegan al mar ocho millones de toneladas de plástico, que es como un camión de basura cada minuto, y hay estimaciones sobre que en 2050 habrá más plástico que peces en el mar. Hay que educar en respetar el mar, y en la náutica de recreo, en que no se puede tirar nada por la borda. Se empieza por un hueso de cereza, luego una cáscara de sandía, luego una lata refresco y luego cualquier cosa.
En el Salón Náutico ¿en qué se refleja esta apuesta por la sostenibilidad?
Habrá barcos híbridos, eléctricos, solares, un catamarán que recoge residuos del mar, una boya que sirve para capturar microplásticos, materiales más livianos y reciclables cuando acabe la vida de la embarcación, motores que consumen menos combustible y por tanto contaminan menos, y conferencias, entre otros ejemplos.
También crece la oferta lúdica del salón para animar a más personas a conocer la náutica y aficionarse. ¿Qué actividades se pueden realizar?
España está rodeada de agua, pero hay mucha gente que ni si quiera ha visto el mar, y la Barcelona moderna no se abrió al mar hasta los Juegos Olímpicos de 1992. Queremos hacer un esfuerzo por acercar el mar a la ciudadanía, empezando por los más jóvenes. Ponemos barcos de vela con monitores para que grupos de seis niños se puedan montar, conocer la sensación de balanceo y acciones básicas para navegar. Hay colas de niños queriendo subirse por primera vez a un barco. Otra actividad permite conocer cómo se construían antes los barcos, y hay más.
Usted siempre defiende que disfrutar del mar no es caro…
Si queremos alquilar un barco el 15 de agosto saldrá carísimo, pero alquilar un velero de 10 metros fuera de temporada alta durante una semana permite navegar por el Mediterráneo con seis personas repartidas en tres cabinas por 1.700 euros, lo que sale a 47 euros por persona y día. Es bastante asequible. Evidentemente hay que saber llevar el velero, pero este año se han emitido 45.000 títulos en España, así que la afición existe. Además, gracias a la tecnología, se está haciendo mucho más fácil y seguro el manejo de una embarcación.
También reivindica el potencial de España para captar más turismo náutico.
Muchas poblaciones costeras viven del turismo de sol y playa, pero no le sacamos partido al mar. Aquí hay sol y mar, lo hemos de cuidar y aprovechar. Cada año llegan a España 84 millones de turistas, de los que 4,2 son turistas náuticos, y solo 365.000 de ellos extranjeros, y dejan un gasto de más de 3.000 millones de euros, con una media que hasta triplica la de otros tipos de turista. Hemos de facilitarles las cosas, y habilitar servicios para estos barcos.
¿Cómo ve el futuro del sector náutico y del salón?
Los principales salones de Europa son el de Dusseldorf, donde está el dinero aunque no hay mar; Génova, por el diseño italiano; Cannes, por la tradición francesa por la vela, y Barcelona, que llega a su 58 edición. En España hay 4,2 barcos por cada 1.000 habitantes, pero en Francia son 7,7, casi el doble; en Holanda 30, y en los países nórdicos 156, ya que son un medio de transporte habitual. Nosotros, que tenemos un clima especial y 8.000 kilómetros de costa, tenemos por delante un recorrido de crecimiento muy importante. Además, el 90% de la flota española actual es de menos de 8 metros de eslora.
Porque a partir de esa eslora hay que pagar impuesto de matriculación del 12%...
Es una pena. Es un impuesto que no tiene equivalente en el resto de Europa, y que no obtiene recaudación, ya que la gente se compra barcos más pequeños para no pagarlo, o se va fuera a comprar los barcos grandes, donde cuesten menos. Quien tiene dinero puede tardar más de un año en decidir su compra: se recorre varios salones y compra donde le salga mejor de precio. En Italia, para generar empleo y afición, no hay impuesto de matriculación, y el IVA baja a medida que sube la eslora del barco. Aquí lo haríamos del revés, que quien más dinero tenga más pague. Pero en Italia sigue habiendo astilleros, y en España fueron desapareciendo.