
A Juan Luis Rivero no le duelen prendas en reconocer que lo primero que hizo fue pedir perdón a los agricultores por incumplir su palabra y rebajar el precio de la remolacha en esta campaña, una decisión que justifica ante las fuertes pérdidas registradas por Azucarera y la necesidad de acometer nuevas inversiones en las cuatro plantas de la compañía en nuestro país -Toro, La Bañeza, Miranda de Ebro y Guadalete- para ganar competitividad y mantener la confianza de su accionista, ABF.
Defiende el nuevo modelo de relación con los agricultores, en el que se vincula la retribución a las cotizaciones del azúcar y ve con optimismo el futuro del sector: "Europa ha pasado el bache del fin de las cuotas".
Tras las turbulencias por el fin de las cuotas ¿a qué horizonte se enfrenta el sector azucarero remolachero?
En Europa se ha pasado el bache que había que pasar por la supresión de las cuotas, que ha sido muchísimo mayor de lo que la Comisión Europea y el sector esperaban. Ha coincidido la liberalización, el ansia por crecer en el peor momento, con los precios en mínimos históricos y pasamos de ser deficitarios a tener un excedente de cuatro millones de toneladas. Ahora las perspectivas son buenas y los precios van a mejorar, de hecho, ya lo están haciendo. Es absurdo que todos queramos crecer, debemos estar dimensionados para un mercado que va a ser cíclico.
¿Tiene entonces futuro en España el cultivo de la remolacha?
El azúcar es un sector de futuro. Es una de los pocos commodities cuyo consumo sigue creciendo en el mundo, entre un uno y un 1,5 por ciento. En Europa, el azúcar es competitiva, aunque ahí juegan factores como las ventajas asociadas a los tipos de cambio o las ayudas a la exportación en otros países. En ese entorno, Azucarera tiene las fábricas más competitivas de Europa porque nos estuvimos preparando para un mercado sin cuotas, lo que pasa es que la Comisión Europea estaba diciendo que el precio de referencia no bajaría de 404 euros y nos hemos plantado en 312. Respecto a la remolacha, la diferencia de costes por regar se compensa con el rendimiento. Mientras aquí tengamos tan buenos agricultores, también seremos competitivos. Su cambio de modelo, en el que vincula el complemento de la remolacha a la cotización del azúcar, ha sido unánimemente criticado…Las organizaciones agrarias y los gobiernos regionales entienden nuestro modelo. Las opas nos achacan que teníamos que haber esperado a la finalización del Acuerdo Marco Interprofesional. Es un modelo que no nos hemos inventado, ya estaba vigente en Francia y Alemania antes del abandono de cuotas. Todos nos tenemos que dar cuenta de que estamos en un mercado del commodity y que habrá ciclos. Nuestro cambio ha sido pensando en esto, no en esta campaña ni en la siguiente, sino en intentar buscar un modelo que nos permita que pase lo que pase estaremos en condiciones de competir.
¿Y por qué no esperaron a la finalización del AMI?
Cuando tú intentas analizar el futuro te dices para qué voy a meterme otro año de pérdidas -estamos hablando de 40 millones en negativo en la última campaña- cuando tengo que invertir 69 millones en las plantas. Alargar la decisión no era responsable. Era evidente que si queremos ser competitivos en el futuro tenemos que ir por otro modelo y lo mejor era ponernos a ello y ver qué agricultores quieren seguir apostando por Azucarera. Yo estoy contento porque, aunque vamos a perder muchas hectáreas, hay una base de agricultores que entienden el modelo y que van con nosotros a muerte. Hemos recibido muchas ideas suyas que vamos a plantear en el siguiente acuerdo marco para amoldarnos a lo que cada agricultor quiera. Con el AMI antiguo se viene trabajando igual desde hace 100 años, pagando la remolacha exactamente igual.
En esta campaña, con ayudas incluidas, hablan de un precio de 39 euros frente los 42 de antes ¿A día de hoy lo mantiene?
Estoy seguro de que va a haber un buen precio porque veo los contratos que se están firmando con los clientes. Cuando hace cuatro años fui a los agricultores y me comprometí a mantener el precio durante los cinco años siguientes no me podía imaginar que las circunstancias iban a cambiar tanto porque la Comisión Europea me había asegurado que, 404 era el precio de referencia. Pero igual que ahora sé que va a haber buen precio, puede haber una nueva crisis del petróleo o Brasil decidir no producir más etanol, etc. Yo no me puedo volver a pillar los dedos otra vez, prefiero ser honesto y decir que creo firmemente que vamos a remunerar la remolacha casi igual a como lo hemos estado haciendo, pero todo evoluciona un montón.
Nadie puede anticipar lo que va a pasar con un commodity.
Las "opas" dicen que pese a reconocer las pérdidas ha habido muchos años de grandes beneficios…
Desde que pertenecemos al Grupo ABF, el inversor no ha recuperado en nueve años ni un tercio de lo que pagaron por nosotros cuando normalmente se espera que en seis u ocho años retorne la inversión. Desde que firmamos el AMI hace cuatro años hemos perdido dinero en tres. Hay gente que se acuerda de cuando esto era un mercado regulado y aquí ganaban mucho dinero los agricultores y se compraban tractores y ganaba la industria, etc. Esa memoria histórica nos perjudica muchísimo. De cara a nuestro inversor, si seguimos aquí no es por los resultados obtenidos sino porque lo que nosotros dijimos que íbamos a avanzar en competitividad lo hemos hecho. Si se compara nuestra bajada de resultados con los de las compañías más potentes de Europa, como Sudzucker o Tereos, caemos mucho menos que ellos porque nuestra competitividad está mejorando. Gracias a ello tenemos credibilidad y nuestros accionistas siguen apostando por el sector remolachero en España. Es verdad que ABF le ha dicho a su división azucarera AB Sugar, oye pero vosotros os estáis adaptando a trabajar con un commodity. Ha habido una llamada de atención en el sentido de que todos nos debemos dar cuenta de que todo el entorno es completamente distinto. Dicho esto, se han ido cumpliendo las previsiones que hacíamos en reducción de costes en cada plan. Luego cómo vienen las cosas nadie lo sabe, pero creemos que lo peor de la crisis ha pasado y ahora debemos volver a la senda de los beneficios y seguir mejorando. La inversión de 69 millones anunciada avanza en esa mejora de competitividad… Hemos dado muy buenos avances en especialidades con la planta de azúcar líquido de Toro, hemos bajado los índices de consumo energético y hemos mejorado en la extracción de sacarosa. Pero todavía tenemos mucho margen de mejora en esos tres ámbitos y sabemos cómo hacerlo.
¿Cómo han recibido los agricultores el nuevo modelo?
Hay de todo. Lo primero que hice fue pedirles perdón por no cumplir mi promesa sobre el precio. La primera reacción es de falta de credibilidad porque si me reconoces que nos has cumplido cómo me pides que siga confiando en Azucarera. Y luego hay una parte muy importante que mira al futuro, que lo entienden, que ven cómo la remolacha puede ser incluso más remunerativa y están apostando por el modelo. También es muy importante el papel de las administraciones. Si saben que van a seguir apostando por las ayudas del PDR, que hay un problema de despoblación que precisa de industria para combatirlo… Si además ven que estamos trabajando por la modernización del sector, que les seguimos apoyando con un equipo agrícola en el campo de 40 personas-, que ha habido dos años agronómicamente malos por la climatología… En ese sentido estamos contentos.
¿Qué superficie de cultivo se va a perder?
La Junta habla de entre un diez y un 15 por ciento. Si en Castilla y León hay 25.000 hectáreas -además, se siembra 2.500 en La Rioja, Navarra y Álava y 6.500 en Andalucía-, hablaríamos de unas 3.000. De las 22.000 que quedan, depende mucho de lo que contraten con Acor los agricultores que compartimos. Va a haber unas 1.000-2.000 hectáreas que van a depender de eso, de la ambición que tenga Acor. A mí no me preocupa lo que se trasvase, sino que perdamos volumen de remolacha. Tras dos años agronómicamente malos y nuestro cambio de modelo, la caída de la superficie no es para echarse a temblar y es recuperable cuando vengan las condiciones.
Acor tiene que actuar con responsabilidad porque si no se gestiona bien la campaña en un año que tiene que ser bueno para la remolacha, lo vamos a fastidiar.
Ha habido un cambio en la junta rectora de Acor. Se hablaba de cierta hostilidad de la cooperativa cuando la presidía Carlos Rico.
No creo que hubiese hostilidad. Lo que creo es que era complicado buscar proyectos conjuntos porque Carlos Rico siempre ha defendido que el cooperativista de Acor no quería nada con Azucarera. Yo he defendido lo contrario y la prueba es que tenemos muchos agricultores que les gusta entregar a los dos. El nuevo presidente, Justino Medrano, ha declarado, sin embargo, que quiere hacer cosas y se abre una vía, como ya se hace en Francia. Por ejemplo, mover la remolacha. Tú contratas con quien quieras, pero resulta que hay veces que nos cruzamos la remolacha. Medioambientalmente eso es un desastre y estamos tirando el dinero, es una ineficiencia. Lo lógico es que hubiera un acuerdo para que se entregará en el sitio más cercano. Además, hay proyectos puramente agronómicos, como los ensayos de semillas, que podemos hacerlos conjuntamente. Alguna organización agraria les ha acusado de calcular el complemento con precios de zonas europeas más bajos que en España…Venían a decir que estábamos engañando. En España Azucarera y Acor pasamos a la UE los precios a los que vendemos, pero no producimos ni la tercera parte de lo que se consume. El mercado es de Francia. Además, Italia, donde los precios los marca Alemania, pondera mucho en el grupo mediterráneo. No tiene ningún sentido vincular nuestra curva a algo irreal y la CE se ha dado cuenta y lo va a cambiar. Cuando UPA lo planteó era ya tarde, pero a mí no me importa coger los precios auditados de Azucarera.
¿Garantiza la actividad industrial?
No tenemos la menor intención de cerrar ninguna planta y de hecho se están realizando ya las inversiones para el plan de los próximos cinco años. Cuando hablaba antes de los esfuerzos que ha hecho Azucarera por mejorar los costes, incluyo el trabajo de un montón de trabajadores que se han volcado en la mejora continua y que han aportado ideas. Y hay que recordar que llevamos tres años sin subida salarial.
¿Hay margen para mejorar la competitividad de los agricultores?
Estamos trabajando en agricultura de precisión, en la que hemos invertido bastante dinero y personal. Desde hace año y medio estamos pasando la información de satélites y drones una vez por semana a los agricultores, que ven básicamente el estrés hídrico y el vigor vegetativo. Con esa foto tú te das cuenta de que muchas veces incrementamos los costes sin necesidad.
¿El Brexit afectará?
Para el mercado español es una amenaza porque si hay un Brexit duro Francia exportará menos al Reino unido y volverá la mirada al mediterráneo. También puede ser una oportunidad de que los refinadores portugueses, especialmente los americanos, en vez de refinar en Lisboa, refinen en Londres. Tendríamos más competencia de Francia y menos de Portugal.
¿Temen los efectos de la demonización del azúcar?
Para nosotros es un riesgo reputacional. El mercado del retail sí cae, pero la industria, a la que vendemos el 80 por ciento, no para de crecer. Tenemos que luchar porque estamos sometidos a medias verdades y a gente que desinforma.