
Seguir manteniendo una relación muy estrecha con los clientes británicos y participar en los foros nacionales y comunitarios para influir en la negociación son dos de las claves para que el sector agroalimentario sortee de la mejor manera posible la salida del Reino Unido de la UE.
Con unas ventas anuales de 3.819 millones al Reino Unido, el Brexit genera en nuestro potente sector agroalimentario una inquietud directamente proporcional a la incertidumbre sobre cómo quedarán las relaciones comerciales con los británicos.
Pese a esa falta de certezas, el experto Horacio González Alemán propone, en la publicación Brexit y sector agroalimentario. Dónde estamos y hacia dónde vamos, editada por Cajamar, una serie de pautas para minimizar los posibles efectos del divorcio. "No sabemos a ciencia cierta cuánto ni cómo van a cambiar las relaciones comerciales. Sólo sabemos que serán más difíciles".
Bajo esta premisa, González Alemán recomienda a las empresas que tomen precauciones y empiecen a pensar cómo puede afectarles el Brexit y qué recursos van a necesitar para proteger su posición en ese mercado. "No se puede prever el futuro, pero se puede tener pensado qué hacer ante cualquiera de los escenarios posibles", afirma. Por ello, los agentes del sector deben plantearse lo que denomina "preguntas clave". ¿Voy a perder competitividad si me imponen aranceles?; ¿qué efecto pueden tener en mis relaciones comerciales los trámites aduaneros?, ¿cómo evolucionará la legislación alimentaria en el Reino Unido? o ¿con qué países voy a competir?
Conocer mejor sus necesidades
Para González Alemán "seguirá siendo muy importante mantener una relación estrecha con los clientes" ya que, pase lo que pase, los británicos van a seguir comiendo y sólo pueden cubrir el 60 por ciento de su demanda. "Por más que los cambios sean abruptos, unas relaciones estrechas permitirán poder conocer mejor sus necesidades y ofrecer valor a pesar de la incertidumbre".
El integrante de la consultora Thoffood considera también importante aprovechar la capacidad de influenciar en el proceso de negociación que arrancará de forma inmediata una vez que se ha concretado el importe de la desconexión. "De cara a que los intereses alimentarios se tengan en cuenta, es necesaria la participación del sector en los foros donde pueda manifestar su opinión, tanto nacionales como comunitarios, sobre todo de cara a cuando se negocien los detalles que más afectan, y asegurarse de que las posibles cesiones en un aspecto para ganar en otro no perjudiquen al sector".
Desde la Administración, también se recomienda al sector que se prepare. Así, el director general de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Fernando Miranda, advertía a la treintena de empresarios del sector reunidos en el Foro Agroalimentario Cajamar, en el que se presentó el informe de González Alemán, que "es necesario que todos los agentes implicados -Administraciones Públicas y sector privado- comiencen a preparar y a identificar aquellos posibles puntos de disrupción y sus costes adicionales, bajando al detalle, como qué productos exportan, cuándo exportan y a través de qué cadena logística se exportan al Reino Unido". Y aunque Miranda afirma que la Administración europea está trabajando para alcanzar el mejor acuerdo posible, advierte que "no hay que olvidar que se pasará de tener intercambios comerciales con un país miembro de la UE a exportar a un tercer país".
Periodo transitorio no prolongado
En ese mismo Foro, presidido por el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde, el embajador británico en España, Simon Manley, señalaba que "Reino Unido quiere un acuerdo lo más sencillo posible, con los menores cambios posibles, y que el periodo transitorio no sea demasiado prolongado en el tiempo". Y añadía que con España "esperamos tener una relación bilateral estrecha que facilite que las relaciones comerciales sean libres y sencillas para fomentar la exportación, la importación y las inversiones entre las empresas de ambos países".